Chilango No.44, Año 4
Junio 2007

Por Aníbal Santiago
Fotos de: cortesía Jorge Mondragón, Monda Photo y Klint & Photo, José Luis castillo


En el Tianguis del Chopo escuchó, al iniciar los 90, a cuatro satelucos. Sin batería pero con jarana, tololoche y guitarrón producían un sonido peculiar. Mondragón, empleado de EMI, quiso firmarlos, pero le respondieron que sin batería no había potencial comercial. «Me gusta eso, que no tienen batería», insistió. Llamó entonces a Gustavo Santaolalla, que no dudó en producirlos. Se llamaban Cafe Tacvba.

Como un martillo

Toda de rojo, Flora Martínez baila ligera en el centro de un salón blanco de luces tenues. Hace un rato, en la pantalla de Cinemex Polanco, era la sicaria Rosario Tijeras. En la pista del VIP Private Club, actores, modelos y cineastas, siguen sus hombros desnudos, su boca ansiosa y la cadera a la que se aferran dos manos. Manos de hombre con uñas de barniz negro.

La cadencia de Flora palpita en los dedos de Jorge Mondragón, su manager. Concluida la premiere en esta noche de la primavera de 2006, celebran la gala en Plaza Masaryk con la multicolor jungla del show business. Él, 41 años y muchos kilos, se abandona torpe a la danza de ella. Flora cede como si jugara con un niño que empieza a dejar de serlo. Dueño de la más hermosa, Jorge, “Mondra”, impone entre ellos y el mundo una frontera.

Alguien, de pronto, la cruza. Es Matthias Ehrenberg, productor de la cinta.

—Flora, no vas a poder regresar a Barcelona. Tengo otra premiere y te necesito aquí.

—No voy a quedarme en México, tengo filmación —contesta ella endureciendo su suave acento colombiano.

Flora y Matthias cruzan reclamos. Mondragón observa.

Río Negro, compañía de Ehrenberg, asumió compromisos para el lanzamiento de Rosario Tijeras en los que ella debe estar. Pero en España ya la espera el director Manuel Lombardero. En cuatro días, Flora concluirá el rodaje de Tuya Siempre, la cinta en la que es Lola, la protagonista, otra femme fatale.

Mondragón decide terminar la discusión: afianza los pies, retrae su cabeza y como un martillo la estrella contra Ehrenberg, que ahora se duele en el piso. La gala prosigue entre gritos, patadas, puñetazos. Los séquitos del manager y el productor explican a trompadas sus razones al enemigo.

En calma, Mondragón se deslinda de la marabunta y jala de la mano a Flora. Blue Demon Jr. sigue a su manager y a la actriz. Salen del antro y bajan por las escaleras eléctricas hasta pisar la desolada calle de Anatole France. Jorge, con Flora a su lado, enciende su Audi negro y abandona la medianoche de Polanco. Por si las dudas, Blue los escolta.