Quizá por las pasiones que desata, el Estadio Azteca se construyó cerca del Instituto de Cardiología, una antesala del infarto. Algo tiene este inmueble que transpira vértigo. La primera vez que se entra en él sus entrañas te provocan un mareo, la piel se hace chinita y te invade la energía de mil batallas.Este 29 de mayo cumple 50 añosde ser uno de los estadios monumentales del mundo, para algunos, incluso, es el centro del universo. Su vida no tendría sentido sin lo vivido en este gigante de concreto. Aquí, la primera de 4 partes de un especial que preparamos para ti.

Profeta en su tierra y fuera de ella

Sólo un coloso como el Azteca pudo ver a los dos más grandes futbolistas de todos los tiempos levantar la Copa del Mundo. A Pelé en 1970 y a Maradona en 1986. Del equipo brasileño que fue campeón, su capitán Carlos Alberto -que además anotó en la final contra Italia- recuerda con mucha emoción al otro lado de la línea lo que representa para él este estadio.

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Maradona (Cuartoscuro)

«Es maravilloso, en 2014 regresé y lo sentí igual de inmenso, bonito y lleno de vida. Pisar su cancha fue lo mejor. Cuando ganamos nos llevaron a las gradas, en un templete me tocó a mí levantar primero la copa, besarla, mostrarla al mundo, además, por ganarla esa ocasión se quedó en Brasil para siempre. Creímos que habíamos conseguido la copa por la energía de la gente en un estadio inmortal».

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Carlos Alberto (Cortesía del exjugador)

En 1986, Diego Armando Maradona llegó como el capitán de una selección que jugaba en el pasto y también en la política. La guerra con Inglaterra por las Islas Malvinas se trasladó al terreno de juego, así lo quiso el destino. El 22 de junio de 1986, Víctor Hugo Morales, famoso comentarista uruguayo de la televisión argentina, estaba en uno de los palcos del coloso. Su voz quedó inmortalizada tanto como el gol que narró esa tarde, cuando Maradona tomó el balón en medio campo y lo llevó hasta el área chica de los ingleses para convertir el que los expertos llaman el mejor gol de la historia de los mundiales. «Lo que representa el Azteca es una caricia al alma de cualquier argentino y para cualquiera que estuvo ahí adentro ese día», relata vía telefónica y es imposible no querer revivir la narración de aquella jugada con esa voz al oído.

https://www.youtube.com/watch?v=8LqppgMuqq

Lee aquí, la primera parte: el fotógrafo que documentó su construcción