Estudiar una carrera universitaria implica harto esfuerzo y dedicación: tareas al por mayor, trabajos semestrales (individuales y colectivos), exámenes peliagudos… Pero no queda ahí nomás la cosa; una vez que los estudiantes concluyen su carretera, por lo general deben elaborar una tesis para titularse.

Realizar dicho trabajo de investigación puede resultar complicado; además de tiempo, se necesita de muchas otras cosas: que llegue la inspiración, que las tentaciones se alejen, que los astros se alineen… total que nunca faltan las dificultades (eso nos han contado).

Por ello, aquí te ofrecemos 10 situaciones que sufren y padecen los que dicen estar haciendo una tesis:

1. Cambio forzado de asesor

O no te agarró la onda, o de plano lo hartaste con tus divagaciones, el caso es que te ves en la penosa necesidad de cambiar de gurú académico a mitad del proceso (¡chale!).

2. La presión social

Siempre ocurre que, en alguna reunión familiar o con los cuates, te preguntan cosas como: “¿en dónde trabajas?, porque ya trabajas, ¿no?”, “¿hace cuánto dices que te graduaste?”, “¿ya para cuándo, mijo?” ¡Puro limón y vinagre en la herida!

3. El golpe de timón

Luego de tanto cavilar y sopesar el tópico de tu investigación, de pronto descubres que ya hay chorrocientos y pico tesis con el mismo tema. Ni modo, a cambiarlo.

4. La beca es de quien la trabaja

El tiempo pasa, la vida sigue y la beca… ¡llegó a su fin! Tras cumplirse el ciclo que abarcaba, nomás no hiciste nada y ahora… ¡chin! ¡A trabajar!

5. Las oscuras tentaciones

Despiertas armado de valor y dispuesto a dar el todo por el todo como un campeón (Sylvester Stallone en Rocky IV te queda chico). Pero las tentaciones son canijas: “nomás que termine la telenovela”; “una chelita y ya”; “total, mañana empiezo”.

6. Las pequeñas sugerencias

Sí, esas “ligeras” modificaciones que tu asesor sugiere de último momento, con base en su erudición y en sus infinitas ganas de complicarte la existencia. Y tú que tenías ya todo listo… ¡iluso!

7. La procrastinación

Antes de darle duro a esa tesis, decides arreglar primero tu espacio de trabajo: limpiar el polvo del escritorio, ordenar los libros, cambiar de lugar la compu, lavar las ventanas para que entre más luz… y después de dos días de hacer quehacer, descubres que ya hay polvo otra vez y… ¡ni hablar, a empezar de nuevo!

8. Las vacaciones

Clásico: ya que por fin te llegaron las ideas, se atraviesa el periodo intersemestral; consecuencia inevitable: cierra la universidad y con ella las bibliotecas. En ese caso, no queda más que encogerse de hombros y disfrutar las vacaciones.

9. Que siempre no has terminado

No a todos les sucede, pero pasa: por fin acabas el último capítulo, las conclusiones, las dedicatorias, los agradecimientos… Y cuando vas a hacer los trámites de rigor, la seño de servicios escolares te sale con que “no, joven, todavía le faltan créditos”.

10. Reprobado

Lo más gacho que puede ocurrir es que, luego de acabar la tesis y sobrevivir a la tramitología burocrática, te presentes al examen profesional y lo repruebes, haciendo el oso delante de todos: familiares (abuelita y perico incluido), amigos y profes.

Hasta aquí nuestro top de calamidades sufridas por quienes realizan o piensan realizar (la esperanza muere al último) una tesis para titularse. Y tú, ¿has sufrido otras? Cuéntanos tus experiencias.

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