Tanto el juego como las gráficas y las referencias visuales hacen que cualquier adulto que lo jugó en la infancia lo tenga en su corazoncito. Aunado a los disparos, que nunca dejan de ser divertidos, también tenía puzzles. El modo de juego es ágil, lo cual se agradece si son las 3:00 am y necesitas dormirte. Lo innovador, obvio que estamos hablando de su momento, era que los espejos sí reflejaban las imágenes, digo, no servía de mucho pero más de un aplicó un “ohhhh, qué chidoooo”.

Uno de los sellos particulares del título eran los grandes monstruos, y lejos de tener pretensiones realistas este juego usaba un planteamiento y una estética similar a los cómics y las películas serie B. Más allá de tener una historia apasionante o personajes profundos el corazón de Duke Nukem se centraba en la grandiosidad de la pólvora.

blood blood blood  Necesitarás terapia para sobrellevar la emoción, ¡lanza bombas atómicas!