Despedida de soltero/a: expectativa vs. realidad
Por: Colaborador
Entre los ritos sociales más amados y esperados, no podemos dejar de mencionar las despedidas de soltero/a, sí, esa celebración en la que el mancebo o la doncella le dicen adiós, para siempre, a esos días de maldad, de intenso deprave y degeneración.
Existen diversos modos de llevar a cabo el ritual; para las mujeres, la gama de posibilidades resulta un poco más amplia: pueden recurrir a juegos y chistes subidos de color, a pijamadas locochonas o al animado baile de un stripper. Para los hombres, casi siempre es igual: una borrachera con los cuates, con la presencia estelar de alguna teibolera.
Cualquiera que sea el caso, hay ocasiones en que algo sale mal, las cosas fallan o el organizador de tan singular evento nomás no da el ancho. Si eso pasa, el que se despide de su soltería y sus invitados se pueden llevar una terrible decepción. He aquí algunos ejemplos:
1. Gata por liebre
Cuando al invitarte, hacen el anuncio de que habrá una desnudista internacional para amenizar la despedida. Sin embargo, a la hora de la hora, te encuentras con que la susodicha es la más carnuda de tus vecinas, esa que chambea en un téibol de mala muerte ahí en tu barrio, dispuesta a todo (¡aghhh!).
2. Lujuria reprimida
No falta que las amigas de la futura esposa se reúnen para exhibir sus más bajos instintos delante de algún exuberante stripper, pero llegado el momento, ¡oh, decepción! En la reunión se encuentran la mamá, la tía y hasta la abuelita de la novia, y en lugar de bailes lujuriosos, organizan jueguitos tipo presentación de catálogo de cosméticos.
3. Las once y sereno
Llega a suceder: todos los cuates esperan una borrachera épica (estilo ¿Qué pasó ayer?), pero la mera verdad es que se pasan más de tres horas recorriendo la ciudad en coche, intentando decidir a qué lugar caerle. Por fin entran a un bar, pero luego de veinte minutos se acerca el mesero y pregunta: “¿van a pedir otra cosa?, es que ya vamos a cerrar”.
4. Repostería erótica
Otra costumbre cada vez más común en estas fiestas es la de comprar un pastel con motivos lujuriosos (en forma de pene con chantillí en el glande), que hace del placer y la delicia una misma cosa (según las conocedoras). Pero a algunas les ha tocado que el postre llega con todo y chancros, o sea, que ya está echado a perder (¡guácatelas!).
5. Acuérdate de Acapulco
Los cuates suelen expresar, ya al calor de unos alcoholes, el hondo sentimiento que les provoca la amistad. En este sentido, una de las máximas regadas de tepache en pleno Acapulcazo es cuando, quién sabe cómo, el novio y su mejor amigo terminan en Cuernavaca. Entonces sí, ¡adiós a la soltería!, pero también a la boda.
6. Sólo para pervertidas
Ante la ilusión de las antojadizas, quienes se comen las ansias de que entre por la puerta el doble perdido de Brad Pitt, hace acto de presencia un ñor lonjudito en trusa, con gorra y macana de policía de tránsito, calcetines de rombitos y zapatos mocasines. Lo peor: llega bailando la de WMCA, o ya de plano, las de Juanga (dime cuándo tú, dime cuándo tú, dime cuándo tú vas a volver, ah, ah!).
7. De lengua me como un taco
Otra decepción es cuando, en lugar de que haya una sana convivencia en algún pelódromo de la ciudad, con chicas voluptuosas y de moral muy relajada, el festejo se realiza en casa de un tío o padrino quedado. Y por si fuera poco el aburrimiento, todos los parientes y cuates fracasados se ponen a platicar sus fantasiosas anécdotas sexuales (¡chale!).
Hasta aquí estos ejemplos de estropicio y decepción en las despedidas de soltero/a. Y tú, ¿has vivido situaciones similares?, ¿te han contado?, ¿cómo celebrarías tu adiós a la soltería? Cuéntanos, que ya entrados en confianza… ¡todo puede suceder!