Aquí más obvio el fin del mundo no puede ser: comienzas a medio Apocalipsis, ves a humanos correr como locos por todos lados, y cómo salen monstruos por todos lados. ¿Lo mejor? Es que no eres un simple mortal que se está haciendo pipí del susto, ni eres un mercenario que puede contra los seres del más allá, no, eres uno de los cuatro jinetes del Apocalipsis, nada más y nada menos que la guerra.

Pero no te llamaron a la tierra para que causes caos, cuando llegas te das cuenta que ninguno de tus otros hermanos fueron convocados, deberás de averiguar quién anda jugando contigo, y de paso, causó el fin del mundo.

3. Parece que Dios se limpió con el mundo después de ir al baño.