Ay sí, ay sí. Ahora
resulta que Felipe Calderón es “admirador” de Damien Hirst pues lo invitó a
pasar a saludar a los Pinos. Tenemos la sospecha de que alguien le sopló al
oído que el artista más influyente del arte actual andaba por estos rumbos y se
le ocurrió que si lo invitaba a cenar quizá le podía dejar un dibujito en una
servilleta. No es para menos, la obra de Hirst es la más cotizada en el mundo.




Para que echen
cuentas, su pieza mejor vendida se remató en subasta en 74 millones de euros. Y
ya lejos de Sothebys, allá por las calles de Londres un afortunado taxista se
vio vivillo (para que vean que no nomás los del DF son maloras) y pidió el
clásico dibujito en un papelito, como propina, después de transportarlo. Oh
sorpresa se enteró que su papelito está cotizado en 7 mil 700 dólares, ni tardo
ni perezoso lo puso a la venta.




En serio, nos
preguntamos si Calderón había oído hablar antes de él ¿no lo estará
confundiendo con Damian Bichir? pues así muy culto y alternativo que digamos,
no es nuestro presidente, además aquí surge la pregunta obligada ¿Por qué a
Gabriel Orozco nunca le ha echado un lazo? Quizá alguien le avise y le sirva
ahora para las forzadas celebraciones del bicentenario.