La frase “hacer su agosto” proviene de hace unos siglos, cuando había una buena cosecha que permitiera hacer negocio y ganar dinero, pero hoy significa hacer dinero fácil aprovechándose de las circunstancias. ¿Te suena?

En la Ciudad de México hay claros ejemplos de personajes que identifican cualquier oportunidad para “hacer su agosto”, como el clima, las tragedias de otros o los huecos que hay en la ley.

A estos gandallas no les importa qué día sea, porque todos son propicios para hacer su agosto, pero aprovechamos que estamos llegando al octavo mes del año para repasar el perfil de algunos de ellos.

El clima

El cambiante clima del DF inspira a muchos a hacer su agosto; por ejemplo, no falta el que, durante un concierto o partido de futbol, saca las capas de plástico (esas que parecen bolsas de basura recortadas) durante los primeros minutos de la lluvia, pero al doble o triple de lo que costaban afuera, por lo que al pagar 20 o 30 pesos por ese souvenir que sólo te servirá para hacerte creer que no te mojarás, maldices la hora en la que, antes de entrar, dijiste “igual y no llueve”.

Pero el calor también ayuda a encontrar nuevas “oportunidades de negocio”, por ejemplo, cuando el Periférico Norteestá detenido por ahí de Polanco debido a que hubo un accidente adelante de Satélite y tú vas a Cuautitlán Izcalli, para mitigar los 31 grados chilangos, un hombre armado con una cubeta y una torre de latas de utilería llega a ofrecerte una Coca-Cola bien helada por 20 o 30 pesos, dependiendo del calor que haga, la hora que sea y lo fría que esté la bebida.

El hambre

En fechas “especiales”, como la del último día para recoger la credencial de elector o pagar algún impuesto, no faltan aquellos visionarios que se acercan a la larga fila que se forma desde las 6:00 de la mañana y te ofrece una torta de tamal con un atolito para que desayunes. Tú aseguras tu supervivencia por las próximas cuatro horas que permanecerás formado y ellos aseguran una venta. Todos ganan.

El tráfico también es un gran lugar para sacar una buena lana aprovechando el hambre de otros (en general, los congestionamientos son grandes lugares para que casi cualquiera haga su agosto), por lo que vender sándwiches y jugos de naranja en Constituyentes resulta ser una buena competencia para los tradicionales churros que se venden en plena avenida, aprovechando los 10 kilómetros por hora a los que avanzan los autos en la hora pico de la mañana.

Los grandes eventos

En la Ciudad de México hay grandes eventos todas las semanas, por lo que la concentración de miles de personas también es un área de oportunidad para aquellos chilangos que buscan hacer su agosto, como los vecinos de Santa Úrsula que ofrecen estacionamiento en los alrededores del Estadio Azteca para quienes llegan ya muy cerca da la hora del inicio del partido y que pescan a sus clientes desde Calzada de Tlalpan para escoltarlos a través de una decena de cuadras hasta la cochera de sus casas, donde también aprovechan para cobrar por usar el baño y hasta venden cerveza a la salida mientras esperas que baje el tráfico o llegue el dueño del coche que quedó delante de ti y no te deja salir.

Estacionarse es una mina de oro casi en cualquier evento, por ejemplo, en los conciertos donde (casual) cierran el estacionamiento durante algunos minutos diciendo que está lleno y (también casual) llega alguien que te ofrece un lugar para dejar tu coche y que, aunque está en un camellón o en un bajopuente, te cobra unos 100 pesos o más (el doble de lo que cuesta el oficial), no te da boleto y será muy probable que no te dejen espacio suficiente para salir cómodamente.

Y en cualquier otra fecha, como en una carrera dominical por el rumbo de Polanco o en Día de Muertos en Coyoacán, los franeleros le pondrán tarifa a su ilegal actividad y pagarás unos 20 pesos por dejar tu coche en la vía pública sin la amenaza de que te lo rayen o atenten contra tus llantas (por decir lo menos).

La ilegalidad

Como siempre, la mejor manera de hacer un agosto redondito es la ilegalidad, y en la Ciudad de México hay muchas actividades de ese tipo, como aquellas a las que estamos tan acostumbrados que muchos no creen que sean prohibidas, como darle dinero a los franeleros, y otras que todos saben que no están permitidas, pero que se sirven de ellas, como la reventa.

Esta última actividad es muy socorrida por aquellos que odian trabajar, pero tienen todos los contactos ilegales para conseguir miles de boletos para una final de futbol en el estadio Azteca o en CU (si alguna vez se volviera a jugar una final en el estadio Azul, quizá también tendrían), para un concierto en el Auditorio Nacional o en el Palacio de los Deportes, para una obra de teatro o hasta para alguna función del cine durante el fin de semana de estreno.

Otra actividad ilegal que gustan pagar los chilangos para que otros hagan su agosto es el uso de los “coyotes”, esos personajes que no se tienen que formar para hacer algún trámite, como dar de baja unas placas, y saben con quién llegar dentro de la oficina correspondiente, además de que sabe cuánto dinero tiene que repartir.

También hacen su agosto los vendedores ambulantes y bocineros del Metro, bueno, no precisamente ellos, sino los líderes de las mafias que reparten los permisos para que estos personajes puedan invadir vagones y andenes sin que haya poder humano (o legal) que los quite.

Las tragedias ajenas

Ésta es la forma más manchada que tienen algunos sujetos de hacer su agosto. Consiste en ver qué tragedia le pasa a alguien más para poder hacerse del poco o mucho dinero que tengan las víctimas.

Por ejemplo, cuando el Metro deja de funcionar por alguna falla, no faltan los microbuseros que inmediatamente llegan a dar el servicio a los usuarios que se quedaron varados, eso sí, tras pagar dos, tres o hasta cuatro veces más del valor normal de ese viaje.

También hay taxistas que gustan de hacer su agosto cuando un evento termina lo suficientemente tarde como para alcanzar el transporte público, y te cobran dejadas de a 100 o 200 pesos. Aplican la misma a la salida del antro o a plena luz del día en horas pico con, obvio, taxímetro apagado.

Cuando cierran una calle por algún “encharcamiento” (recordemos que la Ciudad de México no se “inunda”) o por “presencia de manifestantes”, en algunas zonas salen unos personajes, generalmente menores de edad, que por una lana le indican a los automovilistas por qué calles circular para salir del congestionamiento, haciendo su agosto a expensas de los desesperados chilangos que necesitan llegar a su casa, escuela o trabajo.

En las pocas colonias del DF en las que todavía no es común que haya asesinatos, todavía pueden verse al día siguientes unos personajes que venden un periódico (ya sea tradicional tipo La Prensa y El Gráfico o editado e impreso por ellos mismos) con la noticia del hecho, el cual ofrecen a través de un altavoz con el que difunden frases como “conozca lo detalles de la mujer que fue asesinada en ayer en la calle X…”.

Estos son sólo algunos personajes chilangos que día a día aprovechan cualquier situación para hacer su agosto, ¿recuerdas a otro?, o mejor todavía: ¿eres uno de ellos?

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