Seguramente has visto alguno de esos comerciales en los que anuncian productos para cabello rizado. Una chica sacude sus chinos en cámara lenta y cuando el movimiento se detiene, su pelo se encuentra perfectamente ubicado en su lugar. Ni un rizo alborotado. NADA. Obviamente quienes no tienen el pelo chino caen en las fauces de la publicidad y creen semejante mentira.

Quienes sean los orgullosos poseedores de este tipo de cabello saben a lo que nos referimos. A diario vivimos una experiencia diferente con él y a pesar de todo, lo seguimos amando.

A continuación enlistaremos algunas situaciones con las que nos enfrentamos quienes tenemos el cabello rizado.

1. Oh sí, la maldita humedad

Por fin llegaste a la playa. El avión aterriza y al salir de él… ¡PUM! Tu cabello decide armar una sanguinaria revolución y esponjarse a todo lo que da. A pesar de utilizar ligas, geles y cremas, no hay poder humano que haga que baje la guardia. Para no lidiar con él sin éxito alguno decides unirte al grito que dice: “voy a traer el pelo suelto”.

2. Los tijeretazos del estilista

Cambio de look, ¿por qué no? Acudes con tu estilista de confianza y le encomiendas la tarea de renovar tu apariencia. Él, seguro de sí mismo, te presume que justo hace poco fue a un curso para aprender nuevos cortes de cabello. Al mostrarte tu nuevo look, te das cuenta de que se le pasó la mano al cabrera y te dejó como un lindo brócoli. Dios, ¡llévame a mí!

3. La leona dormida

Tres palabras: despertar con alguien. Una vez que despegas tu cabeza de la almohada, lanzas un gran rugido. Tu pareja asume que despertó con un león al ver tus cabellos alborotados. Tú, tranquilamente, te tomas tu café. Que sepa quién manda aquí.

4. Los productos engañosos

“Rizos hidratados”, “rizos definidos”, “rizos perfectos”. Como decíamos anteriormente, quizá fuimos presas fáciles de la publicidad en algún momento, pero quienes tenemos el pelo chino sabemos que la mayoría de esos productos son puro pájaro nalgón. Ya sea que te dejen el cabello como baba o que te lo esponjen más de la cuenta. Si encontraste alguno que te deje el cabello como a ti te gusta, has hallado el Santo Grial.

5. ¿Te hiciste permanente?

Muchos/an optan por amarrarse el cabello, pero cuando se lo sueltan, no falta el chistoso que te pregunta: “¿te hiciste permanente?”. ¿Es neta? Es como remontarse a los 80, cuando todos se hacían el famoso afro.

6. ¿Fleco? Par favar

A menos que tengas TODO el tiempo del mundo para poder alaciar tu cabello todas las mañanas, tener fleco resulta algo complicado. A la altura en la que te lo dejó al estilista hay que restarle de tres a cinco centímetros para ver la realidad de tu fleco. ¿Recuerdas a las Cabbage Patch? Bueno, sólo basta con verte al espejo.

7. ¡Te ves mejor con el cabello lacio!

Un día se te ocurre alaciarte el cabello para una fiesta. A algún jocoso se le ocurre decirte que te ves MIL veces mejor con el cabello lacio.

Gracias por arruinar mi aspecto natural de todos los días.

8. ¿Alguien dijo: “cepillo”?

Probablemente desde hace mucho que un cepillo no surca los prados de tu cabello. Total, nomás necesitas pasarte los dedos para que quedes espectacular. Superen eso, novatos.

9. No es un juguete

Te subes al Metro. De pronto, sientes que unas manitas se divierten con tu cabello. Volteas y encuentras a un niñito jugando con él. Por algún extraño motivo les resulta totalmente fascinante que caigan caireles de tu cabeza.

10. Cabellos por aquí, cabellos por allá

Tu pareja constantemente se queja por encontrar cabellos tuyos por todos lados. En la cama, en la regadera, en la cocina, en el lavabo. Es como si dejaras una parte de ti a donde sea que vayas.

11. ¡Cómo desearía tener tu pelo!

Quizá escuchemos esa frase una vez al día, todos los días.

12. Te pareces a…

Esta vez decidiste cortarte el cabello por voluntad propia (y no por la de tu estilista). En este preciso momento todos te encuentran parecido con alguien. “¡Te pareces a Shirley Temple!”. Eh… ok.

13. Dejártelo largo

Por otra parte, si quieres lucir como Lady Godiva, tienes que armarte de mucha paciencia. Para que luzca verdaderamente largo debes esperar un buen tiempo, pues a pesar de que ya rebasa tus hombros, al enchinarse se ve diminuto.

14. ¿Peinados sofisticados?

¿Tienes una fiesta este fin de semana? ¿Te da flojera sacar cita para que hagan un peinado rimbombante? Bah, tu problema tiene solución. Sólo necesitas recogerlo, dejar caer uno que otro chino y… ¡voilà!

15. Sólo un poco de agua…

Si te amarraste el cabello durante todo el día, sólo necesitas echarte un poco de agua para que vuelva a su forma original. Quizá haya que sacudirlo un poco y todo volverá a la normalidad.

¿Qué otras cosas han vivido ustedes, queridos chinudos?

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