Después de tanto porrazo en el amor, por fin encontraste a ese ser que hace resplandecer tu vida. Que te hace revolotear las pocas mariposas que aún habitan en tu estómago; que te mira con dulzura y pasión desenfrenada. Ese al que te quieres cenar en TODO momento, pues consideras que siempre es oportuno demostrarle lo que te hace sentir.

Querido, tememos decirte que no TODOS los momentos son oportunos para hacerle ver cuánto lo amas. Está genial eso de vivir deseándose arrancar la ropa en donde quiera que estén, pero para nosotros, los espectadores, nos pudre un poco tanta efusividad.

No es que estemos de amarguetas, sino que lo que pase entre ustedes dos nos viene valiendo una pura y dos con sal. Así que, en aras de conservar las amistades que los rodean, por favor eviten lo siguiente:

1. Publicar estados en Facebook en donde se demuestren que verdaderamente son el uno para el otro. Algo así como: “Pedro García, jamás pensé que te conocería, pero apareciste en mi vida para iluminarla con un rayo fulminante”. Ay, no me ametralles, Rambo.

2. Publican fotos de ellos en todos los eventos que acontezcan en su vida. Lo peor es que algunas de esas fotos incluyen escenarios como la cama, semidesnudos con mensajes como: “mi amor por ti es nuevo cada día y amarte así es mi única alegría”. Pfff…

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3. Seguimos con las redes sociales. ¿Por qué diablos tienen que cambiar sus fotos de perfil todo el tiempo? Ya sabemos que están juntos, pero: poner una en la puerta; otra, afuera de la puerta; otra, en el pasillo; otra, en la reja. ¿En serio? Conocemos muy bien la función de eliminarlos de nuestras líneas de tiempo, así que no se arriesguen a que sus fotos no consigan ni un miserable Like.

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4. ¿Tienen que publicar las fotos en donde celebran su “mesversario“? No es que no nos haga felices que la hayan pasado juntos durante 30 días más, pero ¿es necesario exhibirlo de esta manera?

5. Que todo el tiempo estén sumergidos en sus celulares platicando con sus parejas el día en el que salen con sus cuates. A ver, maestro, si la/o extrañas tanto, llégale. No está padre armar un monólogo y que a ti te valga sorbete lo que pase fuera de esa pantalla táctil.

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6. O bien, cuando llegan con sus parejas a la reunión de amigos que sería SIN parejas. ¿Qué parte no entendiste?

7. Cuando se demuestran demasiado amor en el cine —o en el parque, la universidad, el centro comercial—. Comprendemos que lanzarse a un motel sale más caro que comprar un kilo de limones, pero tampoco abusen. Escuchar sonidos guturales y movimientos intempestivos a tu lado tampoco está padre.

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8. Que nos ensarten a mitad del Periférico un cartel donde le declaren su amor a Pánfila. O sea, por lo menos lo que publican en Face podemos eliminarlo, pero ¿eso?

9. Que en una reunión estén apartados de todos sin convivir. Si los invitamos, es porque queremos que nos platiquen las novedades de sus vidas. No para que se amodorren en un rincón y pretendan que nadie más existe.

10. Que hablen en plural. “¡Estamos embarazados!”, “estamos en nuestros días feos, ella los vive y yo, los sufro con ella”, “nos gusta comer la sopa en ese plato”. ¿En qué momento dejaron de ser individuos para convertirse en muéganos?

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11. Que se refieran al otro con apodos que sólo ellos entienden. “¿De casualidad has visto a Pipitufis?”. ¿Qué? ¿A quién? ¿De qué estás hablando, Willis? ¿Es tan complicado mencionar su nombre y reservar los apodos cursis para ustedes?

12. Que cuando les pidamos auxilio por algún problema sentimental, lleguen con sus parejas. “Traje a Lupita porque ella es muy buena en cosas del amor. Estoy seguro que te va a ayudar a superar este bachecito en tu vida. Ya verás”. *guiño, guiño*. A ver, te llamé a TI que eres mi mejor amigo. Si Lupita es buenísima en las cuestiones del amor, me da mucho gusto, pero no le contaré detalles íntimos de mi vida.

13. Que creen una cuenta ficticia de un hijo imaginario y que nos pidan solicitud de amistad. Algo así como: Lololín. Lo peor viene cuando los agregamos para evitarnos broncas con ustedes, pero nos etiquetan en las fotos del dichoso hijo imaginario. O sea, mejor hagan la tarea y procreen uno real. Verán la divertida que se dan.

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14. Que tengan la misma foto de perfil en el Whatsapp. Oigan, no hay derecho. Si tienen CIENTOS de fotos juntos, mínimo elijan una diferente. Si ambos son amigos nuestros, seguramente nos confundiremos y les soltaremos conversaciones que quizá no debían enterarse…

15. Que nos conteste el teléfono su pareja. Y no porque el otro esté ocupado o haya ido a tirar el miedo, sino porque siempre se le ocurre contestar el celular de su cuchurrumín. ¿Qué pasa si tenemos una emergencia y queremos hablar con nuestro amigo en ese preciso momento? ¡No la chiflen que es cantada!

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¿Qué otras cosas detestan de las parejas cursis?