Las leyendas urbanas son cosas que la sociedad necesita todo el tiempo. Nos encanta creer en monstruos, extraterrestres, fantasmas, complots… Hay miles de ellas, pero pocas sobreviven el tiempo como para ser consideradas una auténtica jalada… por ejemplo, éstas.

La leyenda dice que…
Un buen día, poco antes de la devauación del 94, apareció en Nuevo León un borreguito muerto. Pocos días después, la cantidad de borregos asesinados por un ente extraño, al que nadie nunca había visto, era alarmante. Los medios de comunicación pusieron los ojos en el caso y fueron descubriendo más y más animalitos muertos por lo que la gente describía a veces como un reptil, a veces como un mamífero carnicero, a veces como Carlos Salinas de Gortari.

En realidad…
El mito comenzó en 1992 en Pierto Rico. De ahí brincó por el Caribe hasta llegar a México y Estados Unidos, donde la figurilla graciosa ganó auge. Muchos dicen que el chupacabras no era más que la forma más fácil (y más evidente y más estúpida) de eclipsar en las noticias la inminente crisis económica en el país.

La leyenda es una jalada porque…

Sí, hay muchas cosas que comen borregos y cabras: coyotes, linces, extraterrestres… pero en ese momento era obvio que todo esto era parte de una estrategia para ocultar todas las jaladas del gobierno. Ah, y también es una jalada porque, vamos, los chupacabras no existen.

Jaladómetro: 4 de 5