Por Ruy Feben

1. Qué hueva votar…

Antes de comenzar esta crónica debo decir que yo estoy en ese enorme porcentaje de gente entre los 18 y los 30 años (dicen que somos la mayoría; yo luego lo dudo) cuyo voto tooodos quieren ganarse a fuerza con slogans estúpidos y malas campañas. Seamos honestos: si votar normalmente nos vale sorbete, las elecciones intermedias nos dan dos veces más hueva. Sobre todo a los que no sabemos de política más allá de la derecha y la izquierda (o más allá de los rateros y los más rateros). Así que para mí fue de entrada raro plantearme la idea de actuar “como se debe” y ponerme a ver por quién iba a votar, antes de que la vorágine de mensajes distorsionados abrumaran a los medios (cosa que no conseguí: en ese ínter cayó todo el tema de los narcos en Michoacán, así que…).

Fue una tarde entre semana, a mediados de mayo. A mi novia le tocó ser funcionaria de casilla en Coyoacán, así que supongo que estábamos hablando de la tremenda flojera que da sólo pensar en pararse temprano en domingo para contar papeletas y pintorrajear pulgares. Como somos un par de intensos, la conversación llevó, inevitablemente, a hablar sobre nuestras tendencias políticas. Que si la izquierda suena bien (salvo porque acá en México es más demagógica que otra cosa), que si la derecha nomás no nos late; que si el país está bien manejado o no. Recordé que un amigo, que está muy metido en el rollo político, alguna vez me dijo que las elecciones más importantes son las que eligen al Poder Legislativo. O sea, las elecciones como éstas. De pronto, votar en estas elecciones (a las que yo no pensaba asistir) se volvió importante. Votar BIEN en estas elecciones se volvió importantísimo. ¿Cómo podría mentar madres por una ley antiaborto si el día en que yo tenía que haber elegido al compadre que votara en contra o a favor de ella yo estaba viendo la tele? Podemos decir (ñoñamente, si se quiere) que me cayó un rayo divino. La cosa es que, clavado como soy, me decidí a revisar bien las propuestas de cada candidato de mi demarcación, para escoger con conocimiento de causa al bueno. No sabía la que me esperaba.

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2. El internetazo

Casi toda mi vida he vivido en la colonia del Valle. Aquí estoy registrado en el padrón. Mi familia es panista por descarte (mi abuela se queja amargamente del gobierno priísta que le quitó a su padre todo lo que tenía; mis padres son de una generación que entendía a la izquierda como una guerra contra Estados Unidos), pero yo me considero de izquierda, que no perredista. Diariamente recorro por lo menos tres delegaciones en mi camino al trabajo. La mía es típicamente panista: una de las únicas dos en el DF no gobernadas por el PRD. En los últimos años el crecimiento inmobiliario ha sido enorme. Grotescamente enorme. Nos falta el agua y la luz a cada rato, el tráfico es insoportable y se ha vuelto imposible encontrar estacionamiento. Salir de mi casa (muy cerca de la Torre de Mexicana) hacia cualquier parte en auto me toma por lo menos 10 minutos. El día en que Germán Garza ganó la delegación, yo no voté. Ahora veo un poco las consecuencias.

Digo todo esto para que entiendan mi conflicto personal: para empezar, no conozco a mis candidatos. Diariamente veo propaganda de decenas de ellos, muchos de los cuales ni siquiera me corresponden. Tampoco estoy de acuerdo con los procedimientos de mi delegado, pero yo no lo sabía. No tengo idea de quién sea el diputado que me representa, y no sé cuáles han sido sus decisiones a la hora de aprobar o proponer leyes. Esta vez será diferente. Agradezco a los dioses del internet, abro mi sesión en Google y me dispongo a buscar a los que están como candidatos para lo demarcación. Y debo admitir que no sé por dónde empezar.

Escribo “candidatos benito juarez”. Aparece una serie de noticias que no me importan: que si fulanito del PRI dice que el del PAN está súper chafa, que si Sutanito propone terminar con la inseguridad en un mítin con familias acomodadas. Es decir: nada nuevo. A estas alturas, internet no me puede ofrecer respuesta a una pregunta básica: ¿quiénes son mis candidatos? Paso cerca de una hora navegando, haciéndome ideas de la vida de algunos que, dicen los periódicos, son candidatos para mí. Pero de propuestas, nada. Al final, luego de pasar por Central Electoral y por mxelector.com, logro enterarme del nombre de mis candidatos. No conozco casi a ninguno. Para jefe delegacional, Mario palacios, del PAN, y Xiuh Tenorio, de Nueva Alianza. Del primero sólo sé que es panista. Del segundo, que era un gordito que adelgazó mucho en poco tiempo, que luego se dedicó a promover los espacios libres de humo (cosa que, como fumador que soy, lo convierte en un personaje difícil de definir) y que ahora va por mi delegación. De los candidatos para diputado ni hablemos. Sólo conozco a Díaz Cuervo, del PSD, porque sé que tuvo algo que ver con promover la legalización de la droga. Los demás son fotos de periódico, nokmbres que no me dicen nada. Ya encontré a mis candidatos, pero eso no cambia para nada mi situación: todavía no tengo una sola propuesta.

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3. ¿Y las propuestas?

Internet es una cosa bien padre porque nos permite hacer muchas cosas. Entre otras, bloguear. Muchos de ustedes lo entienden, muchos de ustedes lo hacen. Sabemos que es tan fácil (quizá más fácil) como mandar un mail, como chatear o tener una blackberry. Bien. Si nosotros, todos nosotros, ciudadanos de a pie, sabemos qué es la tecnología y cómo se usa, ¿por qué lo candidatos no? ¿No se supone que tienen millones de pesos en recursos? ¿Ese dinero no alcanza para pagar un curso básico de blogueo, un dominio web, o ya de perdiz un bloguero institucional? Parece que no. A la hora de buscar a cada uno de los candidatos en internet, resultó que sólo tres de ellos tienen una página web. Estoy seguro de que todos ellos tienen blackberry, pero muchos no saben ni twittear. Lo que quiero decir es que, en la mayoría de los casos, encontrar la plataforma política de mis candidatos fue imposible. Muchas noticias, pero nada de información real. Tal vez ellos, que son políticos, no entienden que necesitan de medios de comunicación para llegar a la gente; tal vez yo los cuestiono precisamente porque estudié comunicación, y estas cosas me importan. Tal vez sólo sea que la política tiene que ver cada vez menos con poner en común. No lo sé.

Pero paso a paso. Encontré, por ejemplo, la página de Xiuh. Junto con él aparecen todos los candidatos de Nueva Alianza para la Benito Juárez, en un bonito portal que se llama yoamobenitojuarez.com. Digo bonito porque la página no dice nada. Tiene hartas fotos, un diseño “ergonómico”, pero no tiene las propuestas completas de ningún candidato. Hablan mucho de cuidar la ecología; Xiuh habla, por ejemplo, de terminar con la inseguridad. Pero no dicen cómo. Si acaso, dan pequeños guiños.

Pero el caso de Nueva Alianza es el decente. Con Díaz Cuervo y el PSD pasa un poco lo mismo: una página de internet, pocas propuestas concretas. En el caso de Mario palacios, el del PAN, la situación es triste: tiene su propia página (mientras que los de arriba tienen una página por partido), sólo con videos de campaña y fotos del compadre. Las propuestas vienen en un PDF insufrible que acaba por decir nada. De los otros candidatos ni hablemos. Schaffino, candidato para diputado por el PRI, sólo aparece en la búsqueda desprestigiando al PAN. Para mí, esa referencia web, la de la propaganda negativa (aunque sea al PAN) es un voto perdido para el tricolor.

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4. ¿Y entonces por quién voto?

Bueno, no es fácil: quienes hayan llegado a este punto del texto se darán cuenta de que no hay un gran cambio, aún después de haberle dedicado casi un día entero a buscar propuestas en internet (ese tiempo, en la era de la información, es pecaminoso). No sé de mis candidatos mucho más de lo que sabía ayer. A pesar de que gastan millones de pesos en campañas.

En mi caso, la decisión va más por la coherencia que por el conocimiento, debo admitirlo. En este punto del texto es en el que yo tendría que reclamar y lanzar algo como: “es hora de que exijamos a nuestros candidatos más difusión”, o “votemos todos, pero tratemos de no hacerlo a lo bruto”. Al menos ésa era la intención inicial. Sin embargo, después de todo esto, no sé muy bien cómo terminar. Supongo que lo mejor será recordarte una de las primeras cosas que escribí: estas elecciones son las más importantes. Espero que tu caso sea distinto y que tú logres encontrar a tu candidato. Y si tú que lees eres candidato, no seas menos y corre a hacer una página web, o un blog. Si todo sale como esperamos, un video no será suficiente mensaje.

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