Llevan saliendo un tiempo pero como que algo no anda bien. Hay varias señales pero decides ignorarlas. Luego, te estampas con la realidad y te rompes la jeta. Pero así somos: a veces nos instalamos en la negación porque es más cómoda que aceptar lo evidente.

Pero como nosotros los queremos ver triunfar, aquí les dejamos 5 señales de que ese arrocito ya nomás no se coció.

Te deja en visto en Whatsapp o en Facebook chat

Ok, sabemos que no toda la gente está pegada al celular todo el tiempo. Es más, dejarlo un rato para concentrarse en el trabajo o incluso para echar la sabrosa platicada “face to face” con los amigos, también está muy chido. A lo mejor tu peor es nada andaba en un concierto o en el cine y se vale olvidarse de los aparatejos por un rato. La cosa es cuando la situación se vuelve recurrente. Le mandas un mensaje, te deja en visto y no te contesta. Luego (porque hasta eso somos masoquistas) revisamos su última conexión y vemos que se ha conectado a Whatsapp varias veces durante el día pero, ¡oh sorpresa!, no nos ha contestado ni con un emoticon ni con un “ando con algo de trabajo, ¿platicamos en la noche?”.

No se trata de convertirse en un “psycho” y exigir que nos contesten 24/7, si tampoco es manda. Pero un mínimo de atención sí se requiere. Cuando uno tiene interés, hasta se escapa al baño para contestar. Por supuesto, con tanto ajetreo se nos pueden barrer las tuercas y no contestar una, dos o tres veces. Pero si la cosa ya es de diario, muy probablemente esa persona vea tu mensaje y simplemente le haya dado hueva contestarte porque, aunque duela, no eres su prioridad.

Te cancela los planes de último momento (o ya de plano te planta) por irse con sus cuates

Ya habían quedado días antes para hacer algo juntos. A lo mejor hasta te quisiste ver detallista y si quedaron de ir al cine o al teatro, hasta compraste los boletos por adelantado, ya ven que luego se acaban y uno se queda con las ganas y la frustración. Ya estabas bañadito, perfumadito y con un pie en la puerta cuando te marca o te manda mensaje para decirte que “acaba de salir algo con sus amigos, que si no tienes bronca que vaya”.

Tú, por supuesto, no te quieres ver posesivo y le dices que no, no hay bronca, pero la verdad sí te dolió que de último momento te hayan cambiado la jugada. A lo mejor en efecto, va a ver a algunos cuates que tiene un chingo de tiempo de no topar y sí estaría ojete limitar su libertad, pero si te la ha aplicado más de una vez y se le está haciendo costumbre dejarte vestido y alborotado porque le surgió otra cosa, es un claro ejemplo de que no eres tan importante en su mapa de relaciones.

Cuando habla de ti dice ‘mi amigo/a’

Puede que aún no anden y no se sienta cómodo todavía diciendo “mi wey” o “mi chava” (mucho menos “mi nalga o mi funda”, jo jo), pero cuando le llaman por teléfono por ejemplo y dice “estoy con un amigo” es un foco rojo que no debes ignorar. Puede que sea alguien de la familia y no tenga ganas de dar explicaciones, pero hay muchos sinónimos que podría emplear.

Dibujemos una situación hipotética: están en un restaurante y le marcan: “hola, ah, sí, ahorita estoy con un amigo, pero al rato te veo”. Auch. Esas cosas duelen. A lo mejor no esperabas que dijeran “estoy con el amor de mi vida” pero ya de perdis pudo haber dicho “estoy en un date” o en el menos gacho de los casos “estoy con alguien”. Puede que estés con una de esas personas a las que no les gusta andar ofreciendo minucias de su vida y es válido. Pero cuando en repetidas ocasiones se refiere a ti como “un amigo”, ya mejor ni le busques. Eso eres ante sus ojos.

Han pasado muchos, pero muchos dates y nomás no hay acción

Hoy por hoy mucha gente hasta le pone en la primera, segunda o tercera cita. No se trata de moral, sino de simple y pura química: estás con alguien que te late, salen y pues de que te dan ganas, te dan ganas. Hay quienes prefieren llevársela con calma y también se vale. Hay otros que dicen que no hay peor forma de arruinar una relación que entregar el tesorito demasiado pronto. Incluso hay quienes esperan al matrimonio. En serio, todavía los hay, qué tiene.

Pero si ya salieron un par de meses o hasta más y apenas se dieron un beso de piquito, como que algo no cuadra. O a lo mejor ni eso. Cosas más cachondonas hacíamos en la secundaria, no nos hagamos tarugos. Puede ser que se lo pase bien chingón contigo pero la mera verdad no te le antojas. A veces suele pasar. Más valdría hablar las cosas y decir: “¿oye, y si mejor nomás como cuates?”. Así tú no te esperas ilusionado a que las cosas escalen a más y a lo mejor ganaste una bonita relación, pero en otro mood. No todo tiene que acabar en romanceada, la cosa es hablarlo para no andar generando expectativas.

Ya no te dan ganas de verle

Dicen que todo por servir se acaba y hasta la belleza cansa. Sí, puede que en algún momento hayas estado muy enganchado con alguien y te haya gustado mucho. A lo mejor te deslumbró uno de sus atributos y por andar construyendo ideales (cosa muy poco sana, por cierto), dijiste: “ahora sí, esta es la persona para mí”.

Pero después de tanta jalada (y no de las ricas) y tanto desplante, simplemente te cansaste. Dejó de darte ilusión verle y más bien te aferras a la idea de andar ya en un tono obsesivo, como persiguiendo un trofeo. A todos nos cansa y nos agüita que no nos traten padre, a menos claro, que seamos adictos a las relaciones destructivas, pero ese ya es otro cantar. Un día simplemente llega el momento de darse cuenta de que esa persona no era para nosotros. En la escuela nos enseñan matemáticas y reglas ortográficas, pero no a aprender a soltar lo que nos hace daño.

Bueno chilanguiza, ahí le paramos con las razones porque si no, nos seguimos como hilo de media. Si se sintieron identificados, el consejo es dejar de estarse martirizando y buscarse algo más padre y sin tanto malestar.

Diría la sabiduría popular: ¿pa’ qué dar tanto brinco estando el suelo tan parejo? Compartan esta nota con sus cuates que, como cachorritos recién nacidos, nomás no abren los ojos.

También checa:

Jalar parejo en la casa mejora la calidad del sexo
Sexo con dolor: algo no está funcionando bien
Entre más gordita… la cartera, mejor sexo