Es imposible no estar decepcionados ydesesperados con ciertos gobiernos. O, díganos chilangos, ¿somos muy exagerados con sentir que nada avanza y cada vez la violencia está peor y más cerca?

Hace apenas nueve meses, un comando matóa 16 adolescentes que se encontraban en una fiesta, un viernes cualquiera,tomándose unas chelas y bailando como todos nosotros lo hacemos los fines desemana.

Todos los medios condenaron el hecho y las autoridades se rasgaron las vestiduras y prometieron que actos como ese novolverían a ocurrir. Es más, el presidente Felipe Calderón dijo tajante que nopermitiría actos de tal bajeza.

Hoy nos reímos y lloramos. Ya nossabemos el discurso, señores, y lo que queremos en menos blablablá y más acción yresultados.

El sábado ocurrió de nuevo: en CiudadJuárez, una treintena de personas fue alcanzada por las balas y 14 murieron, eran 14jóvenes que celebraban un cumpleaños.

A principios de este año, el gobiernofederal quiso apagar los reclamos por la violencia y creó entonces el plan"Todos Somos Juárez" –un "ambicioso programa federal de rescate urbano y decorte social"–, pero ya ven, nada pasó.

"Mi hija me pidió permiso para asistira la fiesta y yo le dije que no. Le doy gracias a Dios porque sino ahorita nosé qué estaría pasando", dijo un padre de familia a El Diario de Juárez.

Acá les dejamos la respuesta delgobernador de Chihuahua, César Duarte. Juzguen sus obviedades:

"Desgraciadamente podemos observar que lamayor parte de los asesinatos violentos que ocurren en Ciudad Juárez ya no sedan en las calles, se dan en las casas. Este es un fenómeno que nos lleva a queel esfuerzo que se había logrado con cámaras de seguridad ya no tenga laeficacia, porque el fenómeno se ha trasladado a los hogares".