“Nunca en mi vida he ahorrado. No entiendo de qué sirve, para qué, si lo vas a usar para gastar de todas maneras”.Así pensaba María, quien se casó con un hombre obsesionado con el orden y el dinero, quien la obligó a guardar algo de su ingreso, pasando diciembre.
Al poco tiempo, María tuvo un hijo mientras asaltaban el hospital donde daba a luz.
Nadie podía financiar el parto, ella estaba empostrada en una cama.
Fue un caos absoluto, hasta que recordó su rincón secreto de ahorros. No sólo pagó por los gastos de su hijo; incluso pudo alivianar el nacimiento de otros tres niños más, desconocidos.
Al día de hoy le dicen “La Madrina”.