Hace unos días me descubrí preguntando entre mis amigos dónde podía conseguir una de esas muñequitas hawaianas cotorras (¿los chavos de ahora todavía dicen “cotorro”?) para ponerla en el tablero del coche y hacer menos insufribles los trayectos en el tráfico chilango. Me pasaron el link de una tienda de accesorios para auto donde supuestamente podría encontrarla. No di con ella, pero vi varias cosas que, desde mi punto de vista, eran naquérrimas. Después de un breve análisis, me di cuenta de que la muñequita por sí misma era una cosa bien guarra y fue entonces que descubrí que en efecto, tengo gustos bien nacotes y pues qué se le va a hacer, la vida es así, no la he inventado yo.

Más allá de las nacadas evidentes (esas sí, imperdonables) que denotan faltas de educación básica como estacionarse en lugares para personas con capacidades diferentes o detenerse sobre los pasos peatonales, aquí hay otras en las que muchos a veces incurrimos o hemos visto por las calles de nuestra amada ciudad y que la vuelven un verdadero festival del folclore.

1. COCHES CON CUERNOS

Ahora que se acerca la Navidad, no falta aquél que siente que el espíritu festivo lo invade y no resiste la tentación de ponerle unos coquetos cuernitos de reno al coche. Por si esto no fuera suficiente, algunos temerarios incluso le ponen su naricita roja, hasta que queda como un hermoso Rodolfo. No es por intrigar pero esto sí se ve bien gachito. Pero bueno, cada quien. Ahora que si estás medio pasadito o pasadita de tamales, prepárate para el bullying porque cuando te vean descender de tu coche te pueden decir Santa Claus.

2. STICKERS EN CRISTALES O CARROCERÍA

Aquí hay mucha variedad. Puede ir desde un Calvin mion” hasta esos que se creen que todas las mujeres andan detrás de ellos y ponen letreritos tipo “no subo gordas” o “instructor calificado de sexo”. No pues sí, si estás certificado, seguro irán corriendo a rogarte, galán. También está la versión femenina como “princesa al volante” con dibujitos tipo distroller o los ingenuos papás que ponen cosas como “bebé a bordo”, como si gracias a ello los microbuseros fueran a tentarse el corazón y no les fueran a aventar lámina.

3. PLAYERAS EN LOS ASIENTOS

Es la versión automovilística de las mamás que, aterradas porque les hagamos un cochinero en los sillones, recubren todo con plástico y nomás los quitan los días de visitas (o nunca). Ponerle una playera al respaldo del asiento hace llorar al Niño Dios, y el resultado se potencia cuando la playera en cuestión es de un equipo de fútbol como el América, el Cruz Azul o similares. ¿Crees es naquísimo escuchar (y disfrutar) canciones como ‘Sopa de caracol’ o ‘La cumbia del garrote’? Pues esto va tres rayitas más allá.

4. PONERLE EL LOGO DE AUDI A TU CHEVY

Híjole, no tiene nada de malo que tengas un presupuesto limitado, pero pues, tampoco es que por ponerle cuatro aritos entrelazados a tu Chevy Pop 95, al que ya se le está cayendo el mofle en cada tope, vaya a parecer realmente un Audi. Y pasa con el resto de las marcas mamalonas: hay tsuritos (como el del Peje) con logos de Mercedes Benz o vochitos con el caballito correlón de Ferrari. ¿Para qué tratar de simular lo que uno no es?

5. COLGAR COSITAS EN EL RETROVISOR

El espejo retrovisor está hecho para visibilizar lo que está detrás de nuestro coche, pero nosotros los nacotes le hemos encontrado otro uso mucho más chévere: le colgamos daditos de peluche (los hay incluso luminosos y/o musicales), el rosario que nos regaló la tía Chayo para que vayamos bien protegidos o incluso (microbusero style) hasta un zapatito de bebé, porque nunca es demasiado y hay que homenajear al retoñito que nos espera en casa. Aiñ.

6. TUNEARLO PARA HACERLO ‘DEPORTIVO’

Todos hemos visto alguna vez esos coches “achaparrados” para que den el gatazo de que son deportivos y pues nomás dan poca risita. Además en nuestra ciudad llena de baches y topes eso resulta muy poco práctico, por lo que el estilo “Rápido y furioso” más vale no aplicarlo. A veces el enchule va mucho más allá y el coche termina con alerones, quemacocos enormes, pantallas y equipos de sonido para escuchar a todo volumen las rolas de J Balvin o El Komander. NO LO HAGAN, COMPAS.

7. ¡RUN, RUN!

Ya quedamos en que es de pésimo gusto eso de modificar tu coche para que en apariencia suene como todo un bólido aunque sea una carcachita, pero eso se resuelve no viéndolo y ya. Si embargo, no falta el osado que le cambia el escape para por uno que lo haga sonar como si el mundo se estuviera cayendo a pedazos y eso ya no es de Dios. Suficiente tenemos con el claxon de Tarzán o de la Lambada del transporte público para que encima nos taladren los oídos con esas cosas. ¡Digan no a la contaminación auditiva!

Estos fueron los siete pecados capitales que los nacos al volante cometemos. Compartan esta nota con sus amigos (como yo) que son bien nacotes y lo sacan a relucir en sus autos. Mientras tanto, mi bailarina y yo nos despedimos con un sensual movimiento de cadera. ¡Abur!

También checa:

¿Marcha de médicos enojados por el bullying?
Las leyes más extrañas que regulan el sexo en el mundo
Los errores de Javier Alarcón y su salida

Cosas en las que le atinó (y falló) ‘Volver al Futuro’