¿Por qué es bueno?

Casi siempre a uno le dan nomás una hora para comer. En lo que llegas a la fonda/comedor, y en lo que caminas de regreso a la oficina, tu hora de comida se reduce a 20 minutos frente a una sopa de fideos insabora. No hay descanso, ni te despejas.

¿Cuál es el truco?

A veces, cuando eres freelance, te tomas más horas de las que necesitas. No se vale. Comer, despejarte y regresar a lo tuyo.

¿Y su lado malo?

Que cuando te clavas en la chamba, ni sales a la luz del día. Te vuelves un cliente frecuente de los sitios con entrega a domicilio. Y te sale peor el caldo que las albóndigas, como dice tu abuelita.