Los vagales saben que más vale maña que fuerza: la calle enseña que le puedes sacar unas monedas a tus compas si te pones vivo. Aunque los juegos de la calle han sido una tradición popular en la Ciudad de México, debes de saber que ¡todos están prohibidos! Tal como dice la legislación, si te cachan en cualquier juego de azar o de apuesta en todo el territorio nacional, te pueden llevar al tambo.

Hay algunas excepciones, claro: nadie te puede decir nada si juegas poker con cerillitos. Tampoco si juegas ajedrez en el parque, echas la ficha o te vas al billar. La legislación vigente data de los años cuarenta y los prohibe porque “son foco de atracción de vicio, la mafia y la explotación por parte de los apostadores profesionales”, así que para términos prácticos, cualquiera de los juegos enlistados acá abajo son malignos, de vagos y en los que no se permiten las apuestas más que con frijolitos.

Volados

Los volados con monedas son el juego de vago por excelencia: que salió águila, que salió sol, que me debes diez pesos, que no, que dos de tres, que doble o nada y así al infinito. Pero a alguien se le ocurrió que eso era demasiado aburrido así que con las mismas monedas inventaron…

¡La Rayuela!

No confundir con la Rayuela de Cortázar, porque eso es a lo que nosotros los chilangos le llamamos “avión”. La rayuela de vago tiene muchas variantes: la más popular consiste en pintar una raya en el suelo (también sirven las grietas de la banqueta) y aventar tu moneda para tratar de que quede lo más cerca posible. La otra es colocar un ladrillo y hacerle un hoyito al centro: si la moneda cae en el agujero, ganaste la lana de tus aguerridos compañeros. Hay otra versión en la que tienes que aventar tu moneda para que quede cerca de una pared, pero esa es como de secundaria. Otro juego con monedas es…

¡El tacón!

En vías de extinción, era clásico ver a los vagos con un tacón de zapato en la bolsa. Se juega en piso de tierra en el que se traza un círculo y adentro de él, varias monedas (que son las apuestas). El tacón lo avientas con tino y precisión para sacar las monedas de los demás. Pero eso es de niños, para los hombres de verdad está…

¡El Conquián!

¡La baraja inglesa es de fufurufos! Los verdaderos vagos utilizan baraja española que tiene cuatro palos: oros, espadas, copas y bastos ¿en serio nunca la has jugado? El juego más popular con esta baraja es el conquián, cuyas reglas son tan complicadas que no podríamos explicarlas en este texto. En general se trata de hacer combinaciones y, al mismo tiempo, tratar de arruinarle el juego al de junto soltando cartas y pidiendo al destino que te suelte ese basto que tanto esperas. Es común ver a los vendedores ambulantes del Metro Balderas echando cartas sobre un huacal ¡ahí están los maestros!

Frontón

Pero si buscas un juego de vagos combinado con deporte extremo, ve a los parques públicos que tengan paredes de frontón: ahí las apuestas se ponen durísimas y dependen, más que del azar, de la buena condición física del jugador, de su manota con callos y los reflejos para darle a la pelota. No todos los frontoneros son vagales, pero lo cierto es que ahí es donde están los verdaderos expertos. Ahora que si buscas la ley del menor esfuerzo, de un tiempo para acá se está poniendo de moda…

¡El Parchís! mutó en la ‘poliana’

El parchís era un juego de niños.En los años ochenta hasta existió un grupo musical que se llamaba así. Pero de unos años para acá, por todas las calles del Centro, Tepito y sus alrededores existe una “nueva versión” del parchís que se juega en una tabla de madera, un vaso viejo y dados. En realidad se llama “poliana” y se juega mucho en las cárceles y reclusorios. Tiene los principios básicos del parchís, cuatro fichas para cada jugador que tienen que llevarlas al punto de partida. Algo así como policías y ladrones.

¿Conoces otros juego de vagos?

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