Dicen que los autos rojos tienen la peor suerte. ¿Será?

‹‹Ay, mijito… ¿cómo un coche rojo? ¿No ves que son los que más se roban, y los que más chocan, los que más le gustan al diablo? ¡Pregúntale a tu tío que trabaja en una aseguradora!››. Y chas: el tío asiente. Aún así, R, terco, decide comprar el vochito rojo que siempre ha querido. ¿Qué puede pasar? Sí, igual que todos los chilangos, padece de cierta superstición acerca del color rojo, pero tampoco cree que sea como ponerse en la espalda un letrero: «Róbame». Además, seamos realistas, ¿de verdad el rojo será tan maligno?

El vochito nuevo de R es del color de la pasión, el amor sexual, sangre, guerra y agresividad, pero también del poder. Y, aunque también es el primer color que se deja de ver en la oscuridad, la tercera noche que pasa en casa de R, el flamante vochito sufre su novatada. A la mañana siguiente el auto se ha quedado sin asientos. Los ladrones han tenido la delicadeza de cerrar con seguro las puertas por las que sacaron los dos delanteros y el trasero.

Es entonces que R comienza a creer en la superstición, que quizá no lo sea tanto. Según el archivo de cifras insólitas de How Stuff Works, cinco de cada diez autos rojos en el mundo han sufrido accidentes o han sido robados. Sin embargo, ‹‹las autoridades indican que se debe a que los autos rojos son más comunes: es más fácil robarlos y vender sus piezas ››. Al menos eso dijo Roger Vincent, de la Sociedad Británica para la Prevención de Accidentes, en entrevista con eluniversal.com. Así que R compra un seguro (cuyo precio no es mayor que el que se da a autos de otros colores) y decide olvidarse del asunto. ¡Bah! ¿Su auto maldito por un color? ¡Jamás!

Tres meses después, esa certeza no estaba tan clara para R. Un Chevy negro se había estrellado contra su vocho rojo… que estaba estacionado. Más allá de la estupidez involucrada en el hecho, el percance tenía una base psicológica: ‹‹el rojo atrae la atención… provoca la reacción más fuerte de entre todos los colores, por lo que es visto como una señal universal de peligro››. Al menos eso dice la Asociación Mexicana de Investigadores del Color (AMEXINC). Y sí: el vochito, antes del aparatoso choque, había sufrido varios rayones por cuenta de la frecuencia luminosa de su color.

Así que, un deducible y dos meses de reparaciones después, R decide hacerle una limpia a su vehículo. Después de todo, se dice, entre los chinos el rojo es color de buena suerte, y ya se sabe que si lo dice el Feng shui, debe ser cierto. Se convence de que el rojo es el color del poder. Ajá: pregúntale a McDonald’s y a Coca Cola, por ejemplo.

Y quizá habrá sido culpa del camión de Coca Cola que estaba estacionado frente al vochito ese día. La cosa es que este reportero finalmente quedó convencido de todo el cuento del rojo una noche de mayo, cuando tres asaltantes, pistola en mano, robaron su vochito rojo frente al Oxxo de los Viveros. Para tranquilidad de la superstición y de su madre, el auto ya no tenía seguro y era irrecuperable. Igual que la maldición, comprobada, de al menos ese coche rojo.