Las calles están llenas de joyas garnacheras que, con sólo olerlas, invitan a olvidarse de la dieta y esconderla junto al guardarropa, con aquella ropa que ya nos queda algo justa. Qué rico sería que la birria, la pancita, el pozole y la barbacoa —por mencionar algunos suculentos platillos— resultaran ser lo más nutritivo en el menú, y que fueran las ensaladas, la pechuga asada, el pescado y el arroz al vapor los que te subieran los niveles de colesterol hasta el tope. Obviamente esto se trata de una utopía.

Veamos los cinco errores con los que cumple cabalmente el chilango a la hora de sentarse a echar sus sagrados alimentos. De entrada, las maravillas de la gastronomía mexicana —una verdadera tentación— están por todas partes, desde Quintana Roo a Baja California, del Golfo de México al Pacífico, y por supuesto, la gran oferta que nos ofrece la recién bautizada Ciudad de México.

Y es que, no en cualquier esquina venden pechuga asada con ensalada o pescado acompañado de verduras al vapor. La realidad nos lleva a tener mayor acceso a la comida cargada de grasa, y que según nosotros tiene mejor sabor. Analicemos dónde cometemos más errores los chilangos al comer.

  1. Uno de los más frecuentes es estar siempre, —como buen chilango—, con prisas, así que en lugar de prepararnos algo más saludable, terminamos consumiendo alimentos procesados, es decir, incluimos en la dieta cereales azucarados, hot cakes congelados, yogurt y una gran variedad de galletas que desencadenan desastres metabólicos, una producción excesiva de grasa corporal y enfermedades relacionadas con la obesidad.
  2. Otro pésimo hábito es comenzar el día sólo con café y pan de dulce. Aunque para muchos el café es un despertador —por la cafeína—, lo cierto es que ni en sueños contiene los nutrientes necesarios para sobrevivir durante toda la mañana, hasta que llega la hora de comer.
  3. Aunque sabemos por los nutriólogos que debemos hacer tres comidas al día, a la que deben sumarse dos colaciones para mantener al estómago ocupado, la realidad es que vivir en esta ciudad, se resume en poco tiempo y ajetreo, provocando que lo más fácil sea disfrutar de unas grasosas papitas, galletas con mucha harina o un suculento pan de dulce empacado. En resumen: ¡nos encanta la comida chatarra!
  4. Y qué decir de la hora de la comida. Si eres de los que les apasiona la vitamina “T” porque te llena la vista, el olfato y el gusto, estás en graves problemas. Por si no te has dado cuenta, muchos de esos antojitos mexicanos nadan en aceite, o lo que es peor en manteca, cuyas sustancias provocan que se te dispare el colesterol y los triglicéridos. No te das cuenta, pero estás creando una bomba de tiempo.
  5. Por último, hay que reconocer que tenemos la mala costumbre de querer dormir bien cenados a base de porciones muy abundantes. Lo mejor es que evites comer en exceso antes de ir a la cama. Cenar fuerte, con grasa, picante, pan, cereales y rematar con café bien azucarado, conduce a un importante aumento de peso, ya que digerir todo eso durante la noche pone en jaque a tu aparato digestivo. Mejor cena algo ligero, y hasta evitarás pesadillas.

Ya lo sabes, opta por una buena nutrición, déjate guiar por un especialista, y recuerda que todo en exceso es dañino para la salud.

*Este es un contenido patrocinado y producido por BrandStudio956 y no corresponde al contenido editorial de Chilango