De acuerdo con nuestro serio compromiso con desinformar, en Chilango revisamos las posibles causas (estrictamente ficticias) detrás del avionazo.

La noticia misma parece una ficción. Son las ocho de la noche del 4 de noviembre de 2008. Una avioneta se ha impactado contra la esquina de Montes Urales y Periférico. Cuando el humo comienza a disiparse, van apareciendo cuerpos calcinados, partes de la avioneta y también, para qué negarlo, diversas teorías sobre el evento. Después de todo, Juan Camilo Mouriño, Secretario de Gobernación, había muerto. ¿Qué pasó? ¿Cómo es que una avioneta donde viajaba el segundo de a bordo de Calderón cayó, así nomás, en hora pico? ¿De verdad eso fue un accidente?

De inmediato se recupera la caja negra y comienzan las investigaciones. Las hipótesis vuelan. La que en un inicio parece más plausible es el accidente. La historia sería así: el Learjet 45 en el que viajaba el Secretario pertenecía a una mala parvada con un fallo particular: una pieza del controlador horizontal, lo cual podría ocasionar dificultad de control en vuelo. Así lo había estipulado la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos desde agosto del 2003. El propio Abascal, ex Secretario de Gobernación, se había negado a utilizarlo.

Apareció una segunda hipótesis a raíz del nombre de uno de los fallecidos: José Luis Santiago Vasconcelos, experto en combate al narcotráfico. Y llegó la teoría de la conspiración. El personaje principal es el narco. El posible botín: tirar al Secretario de Gobernación y un zar antidrogas de una sola pedrada. Este escenario resulta obvio para muchos y, aunque el gobierno lo ha negado muchas veces, es todavía una versión que navega la sospecha. Hay quienes aventuran que el piloto estaba coludido con el narco. La teoría más ficcional (que no necesariamente ficticia) pone un arma, de muy alto calibre y alcance, disparando desde alguna casa de Santa Fe o las Lomas.

Luego de que estas hipótesis fueran manoseadas por doquier, llegaron los resultados de la caja negra. Se estudiaron también las grabaciones de torre de control, en donde se perdió contacto con la nave poco antes del accidente. Los resultados de la caja abrieron nuevas hipótesis, sobre todo porque sólo la transcripción, y no el audio original, ha sido difundida. Según otra hipótesis que surgió luego de conocer la info de la caja negra, la cosa sí era un accidente, que no tuvo causas ni terroristas ni técnicas, sino humanas. El responsable: el propio piloto del avión. En esta hipótesis, su nombre no es Martín de Jesús Oliva, ni Álvaro Martín, el copiloto. Hay un tercer hombre, que, once minutos antes de aterrizar en el AICM, y a la voz de “Ya vine a manejar”, toma los controles del avión. ¿Quién es esa misteriosa voz? Según algunos, es la del mismo Mouriño. ¿Habrá sido él quien tuvo algún error en la nave? Quién sabe. Quizá es más creíble pensar que, como dicen otras versiones, él iba tranquilamente chateando (e interfiriendo inconscientemente con los controles de la nave).