Las anteriores son fobias específicas, pero hay otras, como las sociales: un tipo de trastorno en el que la víctima siente un espanto paralizante ante un encuentro profesional o social. Se supone que de los 50 millones de estadounidenses que han padecido o padecerán al menos una fobia en su vida, alrededor de 35 millones sufrirán la de tipo social. Está también el trastorno de pánico, que provoca un miedo irracional sin causa aparente.

Otra clasificación divide las fobias en cuatro: a insectos o animales, a ambientes naturales como las alturas o la oscuridad, a la sangre o heridas, y a las situaciones de peligro.

Las más fáciles de tratar son las que mejor se entienden. Algunos psicólogos afirman que detrás no sólo hay un miedo irracional hacia algo, sino un trauma de la infancia: por ejemplo, la agorafobia revela la falta de atención de los padres, y la claustrofobia, los castigos de papás y maestros.

El tratamiento general para los pacientes es la exposición. Primero se les enfrenta a fotos, que son estímulos inocuos que dan paso a especificaciones gráficas, y luego al contacto real. Así hasta que el aquejado tolere la visión y convivencia con el objeto o situación de angustia.

Lars Goran Ost, psicólogo en la Universidad de Estocolmo (Suecia) y especialista en tratamientos de un día, asegura que entre el 80 y el 95% de los pacientes controla sus fobias con este tipo de sesiones. Presume además de una escasísima reincidencia. Es más, ni siquiera trasladan a otro objeto su fobia concluida. Otra opción está en el software, pero no todo el mundo responde óptimamente a la realidad virtual; aunque es una buena solución para determinadas fobias, no lo es para las sociales y el trastorno de pánico, para los que tampoco sirven las terapias de un día. Para esto se recomienda una docena de sesiones de terapia cognitiva, en la que los pacientes se van exponiendo paulatinamente al objeto o la situación de la fobia.

El único fármaco aprobado hasta ahora por la Oficina para Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), para el trastorno de ansiedad social o fobia, es Paxil (paroxetina), que bloquea la reabsorción de la serotonina, ayudando al paciente a producir sentimientos de satisfacción y la sensación de bienestar.

Los psicoanalistas son partidarios de terapias largas, en donde lo importante es poner en palabras la razón del miedo, asegura Cross. Se necesita tiempo y voluntad del paciente para avanzar y desterrar los temores, agrega. Lo positivo es que las fobias son miedos temporales y siempre tienen cura.