¿Qué es?
Te subes al metro y entras en las entrañas de la ciudad. La recorres de un extremo al otro rodeado de millones de personas, cada una con una historia. En el viaje siempre hay incidentes y no falta la guapa modelo checa que te da su teléfono.


Por qué nos lo ofrecen siempre.

Tenemos varias teorías. La principal es que quien nos la ofrece no tiene auto propio. Y que tampoco se ha subido al metro en París o Nueva York. También nos da por pensar que mientras venía en metro tuvo una epifanía y dijo: ¡por supuesto! Voy a narrar un viaje en metro porque siempre son a-lu-ci-nan-tes.

Por qué no vamos a publicarlo nunca.
Porque la crónica es un género bien tramposo: todo el mundo cree que puede contar una anécdota escrita. La verdad es que poca gente tiene el talento para que sus palabras logren atrapar al lector. Y los viajes en metro son 99.99% anodinos: te subes, te aplastan, bajas.

Sólo publicaríamos una historia así si…
Si quien viajara en metro fuera la Señorita DF, y viajara sola, de noche, abordara en Pantitlán y fuera en traje de baño.