No hubo retorno. Se divorció en 1988, a los 30 años, en días en que caminar era un suplicio. Volvió a la casa de sus padres, en Cuernavaca, a 11 años de haber partido. Acordó con Rodolfo que su hija Christiane, de tres años, siguiera viviendo en el Ajusco.

Mariagna acudió a Televisa, de su compadre Alemán. Ahí, curiosamente, sus primeros papeles estarían ligados a su propia historia. En la novela Pasión y poder dos familias rivales se desangran por amor: “Alicia”, mujer casada que Prats encarna, ama a otro hombre. En Cosas del destino es una “esposa-víctima” y luego una “mujer liberada”. Y en El cristal empañado fue “Raquel”, su único estelar en telenovelas: una joven ingenua que se enfrenta a un mundo hostil.

Pese a su enfermedad, Mariagna obtuvo fama de modo repentino proyectando una imagen vigorosa: «No me desvelo, no bebo ni fumo», dijo en 1989 a la revista Shape, que la mostraba como ejemplo de salud. Delgada, sonreía a la cámara vestida de lycras.

Lo cierto era que cada semana viajaba al Hospital Humana del DF: en 1990 sumaba ocho cirugías que no resolvían su problema. Muy débil, fue llevada por su madre al Sister Kenny Rehabilitation Institute, de Minnesota. El diagnóstico fue que las cirugías y fármacos en México para revertir el desmoronamiento de su cervical fueron errados.

Por entonces, su papá recayó de sus cataratas y quedó ciego. «Fue devastador —dice su amigo Contreras—: perdió la herramienta que le daba libertad. Desde ahí se peleó con el mundo». Nadala, hermana de Mariagna, cinco años menor, auxilió a su padre en la vida diaria, hasta que en 96 sufrió un accidente en un Grand Marquis. Madre de un niño, pasó 58 días en terapia intensiva.

«Ramón se fue para abajo y empezó a beber», dice su esposa Dorothy. Nadala murió el 18 de enero de 1999, el día que Mariagna cumplió 41 años. «It’s Mariagna’s positive outlook that her sister departed to a better world on her birthday that keeps us all on an up-beat path», escribió Dorothy en “Carousel”, la columna que desde hace 30 años publica en el Diario de Morelos.

La cirugía que alivió gran parte de sus males fue en 95, en el The Methodist Hospital, de Houston. «Fue su operación número 13 en la columna. Esa vez, fueron ocho horas de intervención —dice su mamá—. Los médicos tuvieron que ponerle (en la columna) un aparato electrónico».

Mariagna optó por dejar la casa paterna e irse a vivir sola en un departamento que adquirió en San Jerónimo. Así, se reencontró con su hija. De 96 a 99 iba en su Jetta blanco al Instituto Godwin para buscar a Christiane y pasar juntas el fin de semana. Aún con un rengueo, hacía meditación y obtenía recursos con la exhibición y venta de obra en espacios como el Hotel Villa Vera Acapulco, el Nikko, el Centro Deportivo Israelita. Lejos de la farándula, volvía a la vida.

Otros ángulos

El director de videohomes Francisco del Toro la rescató en Punto y aparte, calamitosa cinta cristiana antiaborto de 2002. Personificó a “Laura”, distraída madre de una chica que se hace un legrado a sus espaldas. Sus dos minutos de aparición se entretejían en secuencias con jeringas, curetas, sangre, succionadores, embriones y salmos bíblicos. Tras su discreta presencia en la novela Niña amada mía, a sus 45 años parecía sentenciada a desaparecer de la pantalla.

No fue así. El periodista Raúl Cremoux torció su destino en 2003 invitándola a Otros ángulos, de Canal 40. En un debate coincidió con el entonces Secretario de Seguridad Pública. La relación inició en 2004, meses antes de que Ebrard fuera destituido por el linchamiento de Tláhuac. Buscaron un hogar sin edificios delante y decidieron rentar un PH en la Condesa. «Es muy comprometida con su trabajo: cine, teatro, pintura y fui descubriendo a una mujer con sus propias ideas y que toda su vida ha salido adelante por sí misma; todo eso me gustó mucho”, declaró Ebrard a la revista Caras.

Tras 28 meses de noviazgo, el 8 de julio de 2006 se casaron bajo la figura de San Charbel en la Iglesia de Nuestra Señora de Valvanera, del Centro Histórico. Eran horas aciagas de la lucha post electoral. Al mes, Mariagna ya iba a eventos públicos para anunciar, por ejemplo, la apertura de centros comunitarios del DIF en colonias populares. Pero, aclaraba a los medios, era sólo una “voluntaria”.

La realidad era que, con su propia gente, Marcelo ya le armaba un equipo a quien, en días, sería presidenta del Patronato del DIF-DF. El antropólogo Gustavo Cabrera, director del organismo, fue sustituido por la mano derecha de Ebrard: Jesús Valencia Guzmán. El joven había trabajado con él en la SSP y luego asumió como su director general de Concertación Política y Atención Social, cargo con que el jefe de gobierno frenaba las movilizaciones en las calles.

«La primera dama del DF hizo su debut político con un discurso ante personas con capacidades diferentes y descubrió que no es lo mismo un estreno como artista que como funcionaria. (…) Se le notó nerviosa (…) algunas palabras como que se le encimaron», indicó Reforma el 27 de enero de 2007.

Urgía un vocero. El elegido fue Alejandro Cuadros, quien laboró para Carlos Salinas de Gortari como subdirector de la Dirección de Coordinación y Relaciones Públicas de la Presidencia. Es la persona que rechaza las peticiones de entrevista a Prats (entre ellas Chilango).

El 12 de noviembre, Marcelo volvió a San Juan Ixtayopan, pueblo del linchamiento de dos policías de la PFP. Mariagna pronunció un vacilante y polémico discurso que hoy refieren casi mil páginas web. Desde esa fecha redujo casi a cero sus actos públicos.

En Familia DIF. Familia DF, de Radio Capital, la conducción de Mariagna se alterna con otro elegido de Ebrard: el ingeniero Ismael Carvallo, titular del Centro de Estudios de Seguridad Pública del GDF cuando era secretario. Las cuatro horas semanales se destinan a entrevistar a funcionarios capitalinos y divulgar programas del GDF.

El día de Mariagna inicia hacia las 10 am: baja de su PH, ocupa el asiento trasero de un Jeep escoltado por motociclistas y acude a Alfonso Reyes 100, en la Condesa. Ebrard ha adaptado su propia oficina como despacho de su mujer y del secretario de ésta, Víctor Guadarrama, que coordina ahí a un equipo. El portón porfiriano se abre y un óleo de la artista corona el recibidor. Los empleados laboran en oficinas bajo sus lienzos en azules, grises, blancos. Varios paisajes han sido depositados en el tercer piso del inmueble vigilado por la Policía Auxiliar.

A la sede del DIF-DF, en la Del Valle, Mariagna acude unas tres veces por semana. Su programa gubernamental consentido es “Niños Talento”, que alienta a infantes pobres a hacer deporte y arte. Además, ha pugnado por la mejora de parques públicos. Al subir a su oficina del piso 7, un halo deferencial cubre a la dama de traje sastre y hablar pausado que saluda con alegre firmeza a los burócratas. Ahí me recibe Cuadros, su vocero y productor de radio.

—¿Qué misión tiene el programa radial?
— Enlazar al DIF, la señora y la comunidad.
—¿Por qué Radio Capital cede el espacio?
—Fue un ofrecimiento a la señora.
—¿Cuál es la prioridad del programa?
—La señora quiere hallar cómo solucionar los problemas de la gente.
—¿Quién elige a los invitados?
—La señora, según el interés del público.
—¿Cómo la recibe el auditorio?
—La señora entra en el aprecio de la gente por sus maneras generosas.
—¿Cómo es uno de sus días laborales?
—La rutina de la señora es agotadora.
—¿Qué dice Ebrard sobre el programa?
—Le dice a la señora: “Hay que dar más información”.

Con respeto marcial, Cuadros, director de Planeación del DIF-DF, sólo se refirió así a ella. Ese día, leí el número 10 del periódico Familia DIF. Familia DF, cuya cabeza dice: «La Señora Mariagna Prats de Ebrard recibió la Presea El Micrófono de Oro». Hay varias fotos: Mariagna recibe un diploma; Mariagna saluda al ex delegado de Cuajimalpa Francisco de Souza; Mariagna con el gigante Zabolotny, del Circo Hermanos Vázquez. Sólo en portada, la frase “Sra. Mariagna Prats de Ebrard” aparece siete veces.

Ebrard y Calderón

El 9 de mayo, Margarita Zavala, esposa del primer mandatario Felipe Calderón y presidenta del Consejo Ciudadano Consultivo del DIF, le envió por primera vez una carta a Mariagna Prats —su homóloga del DF—: «(…) tenemos que trabajar juntas para evitar que la droga termine con nuestros jóvenes (…) Esta es la forma en que apoyamos desde nuestra trinchera el compromiso que nuestros esposos han emprendido (…) juntas podremos hacer la diferencia». En esa carta (Chilango tiene copia), la primera dama la invitó a un evento del DIF el 26 de junio.

Esa vez, Mariagna actuó (o dejó de hacerlo), ya sea por sus principios o por lealtad a su marido. Si Marcelo no reconoce al presidente, ella hace lo propio con Margarita. Ha guardado distancia del DIF nacional. El DIF nacional ha hecho lo mismo: sólo una vez en casi dos años, María Landerreche, titular del organismo, le envió una carta para invitarla a un evento en Cancún.

En casa, Mariagna hace y recibe llamadas, pinta, lee. A veces, la visita su hija Christiane. Si empataban sus agendas, recibía a su ahora ex esposo a media tarde. En su amplio departamento de tonos claros comían juntos los platos caseros que prepara una empleada.

Ciertas noches, el remanso del jefe de gobierno y su esposa era Les Moustaches. La elección varíaba poco: abulón al chipotle, foie gras, cazuela de jaiba, pato a la pimienta verde y rack de cordero. Entonces sí, Marcelo brindaba con la Señora de Ebrard. Entonces.Ahora la historia ha tomado un nuevo rumbo.