Pues hace diez años Honda alcanzó la fantasía de muchos ociosos, geeks aferrados a la utopía máxima de la ciencia ficción: robots con características humanas.

El ASIMO ("Advances Step in Innovative Mobility", por sus siglas en inglés) es un robot de cuerpecito blanco, corto de estatura, una suerte de Mascarita Sagrada de última generación. Puede caminar y correr, esquivar obstáculos y reconocer a algunos rostros y cuerpos humanos. No sé si pueda saludar, pero juega un pésimo futbol y puede tocar el violín.

Hace unos días cumplió diez años de edad, fecha que se antoja corta si pensamos en todos los años que hemos imaginado sociedades de robot, pero razonable si también pensamos que un robot tiene, a fin de cuentas, pocas utilidades si no puede ser explotado, todavía, de alguna forma industrial.

Hay cien unidades del ASIMO en existencia. Cada una tiene un costo aproximado de un millón de dólares.

Por si quieren caminar con él.

Aquí puedes ver algunas de sus peripecias:

1154