Una escuela donde sus directores tienen tal pasión por la enseñanza y están allí con la puerta abierta para los alumnos y los padres de familia inspira confianza. Los papás en general son jóvenes, algunos incluso estudiaron allí y quieren que sus hijos lleven la misma educación «Yo fui muy feliz aquí. Creo que te forman para trabajar en equipo y para que te hagas responsable de ti mismo», dice Perla Gutiérrez, quien tiene a su hija en preprimaria. El lugar es sencillo y la zona también, aunque el ambiente de camaradería compensa. Se trata de una de las pocas primarias en todo el DF que tiene laboratorios a nivel primaria (uno de ellos impartido por una doctora en biología también egresada de la escuela). Ante todo, se les inculca el gusto por el pensamiento y el método científico. Obviamente, los alumnos no llevan uniforme, excepto cuando salen a las visitas exteriores y se les insta a expresar su individualidad, aunque con límites. Los niños más pequeños son responsables de un huerto en el que crecen hortalizas y entre toda la escuela manejan también la cooperativa, que se une con su clase de matemáticas. Parece que el método sirve, pues ya van varios años que ganan la olimpiada del conocimiento en la zona de Iztapalapa.