Algo es notorio al entrar a esta escuela: los niños no tienen miedo. Ni de pedir ayuda, ni de hablar con los adultos ni de expresar sus opiniones, se les trata como seres pensantes. Es una escuela colorida, con instalaciones relativamente pequeñas pero bien distribuidas donde se trabaja con el modelo de escuela activa; aquí los niños eligen una temática semestral llamada “Centro de interés” alrededor de la que versan sus investigaciones personales, que luego exponen para todos; es el método científico vivencial. Las decisiones en esta escuela están bien estudiadas: existe un departamento de psicopedagogía que se encarga de monitorear a los niños desde su crecimiento personal hasta el académico. No se trata de obviar los problemas, sino de que el niño (y los padres) aprendan a confrontarlos: todo se habla y se utiliza la asamblea para llegar a consensos. Eso sí, se pide el total apoyo de los padres a la hora de hacer la tarea y que acompañen al niño en el conocimiento. Para ingresar a la primaria hay lista de espera y se realiza una amplia entrevista con los padres, que deben  respaldar completamente el método con el que se enseña a sus hijos. Para el año que viene podría dar una sorpresa con la inauguración de la sección preparatoria.