En aquel escenario no cabía ni un alfiler. Era
lunes por la noche, y más de 750 personas esperaban con ansias el acto de Polly
Jean Harvey
, quien estaría acompañada por un viejo conocido, John Parish,
productor y colaborador de varias de sus entregas, entre ellas Is This Desire?

Poco después de las nueve de la noche, la
cantautora inglesa apareció en el escenario. Tres de sus cuatro músicos, entre
ellos Parish, portaban fedoras, ella, enfundada en un vestido blanco sin
tirantes y tres palillos entrelazados en la cabeza dando un efecto de aureola.
La delgada figura de PJ remitía algo angelical. Vestuarios traducidos en un
recurso de la pálida artista para encarnar a los personajes de sus canciones.

Quejosas guitarras sonaron a la vez que la
banda abría con “Black Hearted Love”. Perfectamente planeado, el set de ochenta minutos fue una mezcla de
temas de dos álbumes de Harvey y Parish, Dance Hall at Louse Point y A Woman a Man
Walked By
, en
el cual hubo una especial atención por tratarse de su última entrega.

Al público parecía no importarle lo poco familiar de los nuevos temas.
Harvey es una intérprete absoluta, capaz de llevarte por un viaje de
sensaciones “pasivo-agresivas”.

Momentos de quietud y amabilidad plasmados en Cracks in the Canvas”, fueron tornándose más marchitos y oscuros. Del
otro lado de la moneda, canciones inconfortablemente abrasivas como “Pig Will
Not
” y “A Woman a Man Walked By”, remitieron a melancolía a ritmo de cuerdas ácidas
de banjo.

La música se sintió un poco más teatral en El
Rey
. Harvey y Parish se echaron una coreografía improvisada à la swing
acompañada del jugueteo de John con un pequeño ukulele. Un despliegue de
objetos musicales curiosos y personificaciones que hacen de invitados del
recital casí lírico.

Al final, Harvey paseaba por el escenario
gritando repetidamente “I Will Not” a la audiencia, mientras una pequeña y
afectada sonrisa se dejaba ver. Una noche completa y llena de tristeza
disfrazada de elegancia.

A diferencia de los discos que saca como PJ
Harvey
, en donde evidentemente ella se lleva todo el merito artístico, A Woman a Man Walked By es el producto
de una unión creativa cincuenta/cincuenta: Parish compuso la música y Harvey
escribió. El resultado da la sensación como de performance, con Harvey explotando su voz a varios extremos. A lo
largo de diez canciones, PJ habla, grita, tararea y murmulla.