Referencia obligada dentro del séptimo arte contemporáneo, además de ser uno de los mejores exponentes del llamado “cine de autor”(y de los pocos que quedan), el neoyorkino Woody Allen (1935) ha dotado a gran parte de su obra creativa del espíritu subversivo propio de la mejor comedia anárquica (en el estilo de los hermanos Marx o el grupo británico Monty Python).

A contracorriente del desalentador panorama con que el cine humorístico ha abrumado al respetable en los últimos tiempos –comedias manufacturadas en serie, carentes de inteligencia y de sutileza–, la abundante producción de Allen (literalmente una película por año, desde hace 45 años) explora ingeniosamente diversas variantes de sus obsesiones personales: Dios, el amor, la muerte, el sexo, la creación artística, la neurosis urbana, con resultados y calidad diversos –es cierto– pero nunca faltos de interés.

Realizado por Robert B. Wiede (1959) -quien cuenta en su haber con la dirección del exitoso programa de televisión “Curb your Enthusiasm”-, el documental “Woody Allen: A Documentary” es un mastodóntico filme dividido en dos partes que cubren prácticamente toda su carrera: incidentes, accidentes, logros, fracasos y uno que otro escándalo.

La cinta abarca desde su infancia hasta la realización de “Midnight in Paris” (2011), su penúltima película, pasando por sus inicios como escritor adolescente de chistes para una gaceta local, autor y performer de rutinas cómicas en shows y programas de televisión, y su acercamiento al séptimo arte al escribir el guión y actuar en “What’s new Pussycat?” (1965, Richard Donner).

El documento también habla de cómologró dar el gran salto para estar detrás de las cámaras con la realización de “What’s up, Tiger Lily?” (1966) -codirigida con Senkichi Taniguchi-, y “Take the money and run” (1969), que a pesar de ser un filme bastante disparejo revela ya lo que será el delirante estilo autoral del primer periodo cinematográfico de Woody Allen: “Bananas” (1971), “Everything you always wanted to know about sex * but were afraid to ask” (1972), “Sleepers” (1973), “Love and Death” (1975).

Dentro de su cine, el gag cómico desmedido cedería espacio a un soberbio humor intelectual en espléndidas películas como “Annie Hall” (1977), “Manhattan” (1979), y “The Purple Rose of Cairo” (1985); lo que sigue será simple y sencillamente uno de los capítulos más interesantes y amenos de la historia del cine norteamericano…

A lo largo de las casi tres horas y media de duración de “Woody Allen: A Documentary”, el espectador tendrá el placer de deleitarse con anécdotas harto conocidas y algunos datos curiosos para la trivia de los fans irredentos: al lado del gran amor del cineasta por el buen jazz (y por el clarinete en particular) estará su obsesivo miedo a la muerte encarnado en la máquina de escribir que adquirió en 1952, y cuyo mecanismo es tan bueno que -al parecer- seguirá en perfecto estado aún después de que Woody Allen haya muerto.

14 nominaciones al premio Oscar por Mejor Guión Original (todos ellos escritos en la susodicha máquina de escribir), poco más de una centena de premios de todo tipo, ganados a lo largo de toda una vida dedicada al cine, ycolaboraciones con fotógrafos de primerísimo nivel (Gordon Willis, Sven Nykvist, Darius Khondji)

La cinta incluyea una pléyade de actores y actrices (Diane Keaton, Mariel Hemingway, Mira Sorvino, Sean Penn, Martin Landau, Larry David, entre otros) que hablan de su trabajo al lado de este hombre delgado, pequeñito y aprehensivo que, al identificarse con su público, logró que éste pudiese contemplar sus neurosis personales de forma divertiday, además, por decirlo de una manera, consiguió elevar al “geek” a niveles “cool”

Hazaña por la que más de un espectador le estará infinitamente agradecido.