Solo algunos alzaron la voz ante tal injusticia, uno de ellos fue el joven escritor Liao Yiwu, quien estuvo obligado a pasar cuatro años en la cárcel a raíz de la publicación de su poema Masacre. El periodo que pasó recluido le sirvió para conocer desde dentro las injusticias del régimen comunista. A su salida se dedicó a investigar y redactar las historias de los segregados del régimen porque, como él mismo lo señala, las buenas personas no tenemos voz.

El Paseante de Cadáveres, su más reciente novela, sigue bajo esa misma línea de recapitular historias.

A caballo, entre la antropología y la literatura, Liao se adentra en los rincones más indómitos de China. En ese viaje encontrara a personajes como Huang Tianyuan, viejo maestro Feng Shui, que le enseñara que los grandes conocimientos no pertenecen a ningún tipo de mística, si no a las enseñanzas de la vida.

En voz de un abad de más de cien años, campesinos, prostitutas, reos y condenados a muerte pasaran por la pluma de Liao, quien nos contará sus historias, y la de China: desde las revueltas contra el imperio hasta los excesos de la Revolución Cultural.

Esos excesos no solo fueron contra creyentes o burgueses, también contra campesinos como Tian Zhiguang, que tuvo la mala suerte de encontrarse unos lingotes de oro en su casa y ser acusado por el gobierno de ladrón de tumbas. Fue golpeado y encarcelado sin tener pruebas, sólo la confesión que le hicieron firmar a base de golpes.

Otro de los trabajos de Liao fue el de registrar los trabajos que se están extinguiendo por la occidentalización de China. Un preciso ejemplo es el de paseante de cadáveres:persona encargada de regresar a su lugar de origen a los recién fallecidos, para poder completar su ciclo en la tierra.

Pero no solo se trata de transportar un cadáver, también conlleva toda una clase de ritos.

Liao Yiwu es un escritor segregado en su país por mostrar el lado negro del gobierno chino. Lo que ellos no han entendido es que su verdadera intención es la de mostrar el lado negro de la humanidad.

Liao Yiwu piensa que aquel popularproverbio chino que dice “Tan venenoso como las serpientes”, más bien debería decir: “Tan venenoso como los humanos”.

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El paseantes de cadáveres (Cortesía)