La conversación en torno a uno de los objetos de arte plumario prehispánico más importantes de la cultura mexica está de nuevo en la mesa. Su valor cultural ha trascendido los siglos y fronteras, por eso te contamos la historia del penacho de Moctezuma.

Las incógnitas acerca del origen de este invaluable atavío que portaban los nobles y distinguidos tlatoanis rondan las investigaciones de los antropólogos: ¿Fue un regalo de Moctezuma a Cortés? ¿Quién lo resguardó tantos siglos? ¿Regresará algún día a la CDMX algún día?

La historia del penacho de Moctezuma

Para contar sus orígenes, habrá que remontarse a 1596. De acuerdo con la documentación histórica, esta joya plumaria se registró en los inventarios del sobrino de Carlos V, Fernando II de Tirol.

Hasta 1703 permaneció en este sitio, cuya sede se sitúa al norte de los Alpes. De acuerdo a los planteamiento de María Olvido y Melanie Ruth Korn plantean en un artículo de Arqueología Mexicana, el penacho de Moctezuma tuvo la siguiente trayectoria en Europa:

  • 1806: Llega a Viena.
  • 1814: Se expone en el palacio de Belvedere Bajo, Viena.
  • 1878: Se envía al Gabinete de Historia Natural
  • 1928: Se exhibe en la inauguración del Museo Etnología de Viena
  • 2017: El museo cambia de nombre a Museo del Mundo de Viena y se abre nuevamente al público la exhibición del penacho de Moctezuma.

¿Cómo es el penacho de Moctezuma?

El penacho, un objeto único en su tipo, se diseño y construyó con aplicaciones variadas. Su estructura está montada con palos, varillas y redes; la unión de estos elementos requirió cordeles, cordeles, pieles y adhesivos.

Las lujosísimas plumas de quetzal y aplicaciones en otro, plata y cobre dan cuenta de esplendor y simbolismo de este tocado prehispánico.

El quetzalapanecáyotl, nombre náhuatl de este tocado de nobles, tiene una funcionalidad semejante a la de un gorro; es decir, la movilidad de su estructura permite que se abra para colocarse en la cabeza sin afectar las plumas e incrustaciones preciosas.

No obstante, en un la restauración que se realizó en Viena en 1878 la movilidad y flexibilidad del penacho quedó atrás. Los curadores encargados de este trabajo lo pensaron como un estandarte, por tanto lo extendieron totalmente para colocarlo en un solo plano, su posición actual.

A pesar de que la técnica de los restauradores no fue la ideal, esto permitió, en palabras de la investigadora de la UNAM María Olvido Moreno, que la permanencia del penacho se extendiera hasta nuestros días.

¿Algún día regresará a la CDMX?

Este 2020 se avivó la solicitud de retorno del penacho a México; sin embargo, las conversaciones diplomáticas entre Austria y nuestro país no son nuevas.

De acuerdo con información de El País, en 1991 el gobierno mexicano exigió a Austria la devolución del quetzalapanecáyotl, sin embargo no hubo una respuesta por parte del país Europeo.

En 2011, se hizo un intento más pero a manera de intercambio. Las autoridades mexicanas ofrecieron un acuerdo para que el penacho se exhibiera temporalmente en nuestro país a cambio de enviar la carroza de Maximiliano de Habsburgo, cuya sede actual es el Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec.

Sin embargo, a pesar de llegar a acuerdos diplomáticos, el traslado del penacho de Moctezuma es prácticamente imposible por la logística de traslado y las dificultades inminentes a las que se enfrentaría en el trayecto.

El delicado estado actual de la pieza plumaria derivaría en daños irreparables a pesar de las precauciones o medidas de protección que los curadores llevaran a cabo.

El traslado por avión, barco o medios terrestres provocarían vibraciones que afectarían las diversas aplicaciones del penacho.

De acuerdo a las declaraciones de la investigadora María Olvido para El País: “los movimientos provocarían que las barbas de las plumas se desprendieran de su cañón . También provocarían que el filo de los discos de oro al moverse cortaran las plumas color café”.

El cambio de sede del penacho solo sería viable si se aplicara alguna tecnología que redujera a cero las vibraciones en el traslado. No obstante, las herramientas de ingeniería actuales aún están muy lejos de lograr este objetivo.

Esta triste verdad nos embarga de tristeza, sin embargo no todo está perdido. Debemos recordarte que en el Museo Nacional de Antropología encontrarás una réplica del penacho de Moctezuma, cuya elaboración se realizó en 1940 por el amanteca Francisco Moctezuma.

A pesar de que el especialista plumario no tuvo acceso in situ al quetzalapanecáyotl original, solo a fotografías e imágenes, las dimensiones de la réplica son casi idénticas al igual que sus aplicaciones.

Cabe destacar que las exhaustivas investigaciones de antropólogos e historiadores han intentado rastrear el verdadero origen del tocado prehispánico.

Sin embargo, a pesar de los testimonios escritos en las crónicas de la conquista aún no hay certeza de que el penacho haya pertenecido a las vestimentas y atavíos del emperador Moctezuma Xocoyotzin.

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