La artista multidisciplinaria Carolina Caycedo presenta Espiral para sueños compartidos, una instalación colgante de gran formato para la galería central del Museo Universitario del Chopo. La pieza es parte de Be dammed, un proyecto de largo aliento contra la privatización del agua en diversas regiones de América Latina.

Colombiana, nacida en Londres y radicada en Los Ángeles, Carolina Caycedo es una artista multidisciplinaria cuya obra ha sido expuesta en Polonia, Estados Unidos y Colombia. Ha realizado residencias en The Huntington Gardens, Libraries and Art Collections en San Marino, y es parte del movimiento social Ríos Vivos en Colombia.

Actualmente su pieza Espiral para sueños compartidos se presenta en la galería central del Museo Universitario del Chopo, que por el momento también presenta exposiciones de Dora Bartilotti, Marcos Castro, Maribel Portela y Rubén Ortíz Torres. La pieza es parte de la serie Be dammed que utiliza diferentes estrategias que incluyen el video, instalaciones y performance para señalar el daño causado por las grandes presas en el paisaje natural y social. 

Es una pieza juguetona, la percepción del color cambia según el piso del que la veas. Es una espiral de 11 redes artesanales y dos redes tubulares. Las redes provienen de cuatro territorios de México: comunidades pesqueras de la Cooperativa Mujeres del Manglar en Zapotalito, Oaxaca; Comité Salvemos Temacapulín; Acasico y Palmarejo; Cooperativa Norte de Tecuala, Nayarit; y la Colectiva Mujeres del Golfo, de Baja California Sur.

El proceso

Para realizarla, el proceso fue el siguiente. Primero, contactó a las comunidades pesqueras y les contó del proyecto.

Les compartí imágenes de proyectos anteriores, me mostraron qué atarrayas estaban disponibles, cuáles eran nuevas, cuáles no. En algunas se ve el uso. La idea era darles diferentes formas explorando la forma misma que toman cuando se lanzan al agua y en otros casos estirarlas en su forma circular para que la gente aprecie la tecnología de la red, circular y expansiva.

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Bordados cargados de simbología

Los bordados que les hizo también tienen una simbología: “el Atl que es el agua, que siempre ha sido una fuerza del bien y el mal. El camarón, para hacer alusión a algunos proyectos de vida de las mismas comunidades, el ojo que llora que es la naturaleza que le regresa la mirada al espectador, apuntando que somos en tanto que otro nos percibe, esto son filosofías indígenas, menos cartesianas que el famoso “pienso luego existo”.

Yo pienso que el humano para existir necesita que el aire lo toque, el agua le escurra, el alimento lo nutra. Si no, no eres. Entiendo esa relación entre humanos y no humanos como la esencia del ser. El ojo del bordado también llora porque está triste, pues es muy difícil ser ambientalista en nuestros países. Incluso uno de mis grandes mentores, Tomás Rojo de la tribu yaqui fue asesinado el año pasado. Eso en cuanto a  los dibujos, pero también generé distintos puntos de entrada para el público, el color para unos, la forma para otros, lo social para quienes se dedican a la pesca.

Y es que si bien Caycedo comprende que todos tenemos un tren de vida y que incluso al hacer una pieza de arte hay una huella de carbono, por ello, cree que es importante hacer procesos de transición.

Es imposible que el cambio sea de un día a otro. Eso es algo que he aprendido de las comunidades que están en resistencia y que proponen estos procesos de transición. Ellos parten de la forma de entender el mundo y conceptos como el progreso o la energía limpia. Hay que abrir los ojos al lavado ambiental o ambientalismo verde que es este lavado que hacen las empresas para parecer responsables.

Carolina también tiene claro su rol como artista. “Estoy en una posición en la que puedo apoyar a que estos debates se den. Sugerir un cambio de paradigma, pues a través del arte tocamos sentimientos y empatías que no necesariamente tocamos a través del derecho o el informe de una ONG. Que la pieza sea un punto de entrada a temas como la pesca artesanal, el derecho al agua, el papel de las mujeres en las comunidades rurales, el cuestionar el modelo energético, o incluso pensar que hay tecnologías artesanales que tienen claves para resolver este embrollo, (claro sin ser románticos o pensar que todo pasado fue mejor). Hay que mirar el pasado para avanzar, de ahí la importancia de la espiral, el tiempo cíclico”, dijo.

Así, la obra de Carolina Caycedo, además de hermosa, es como ella: activista.

Debemos entender que estos procesos extractivos del agua, de la tierra, son una continuación de un proceso de colonización. Que las personas que nos están gobernando son completamente cómplices y que la gente que está dando la batalla por defender nuestros bienes comunes (no me gusta llamarlos recursos naturales porque eso hace implícito que se pueden explotar) lo da todo, su causa es la vida. Eso me inspira mucho.

Ha sido un proceso de abrir los ojos y descubrir que se nos miente muchísimo desde la oficialidad. Por ejemplo, nos dicen que la hidroelectricidad es una energía buena, pero cuando se produce a gran escala los colaterales socioambientales para ciertas comunidades son muy altos. Eso me parece injusto, una población no debería llevar la carga de esos colaterales para que otros podamos tener energía. Se nos ha enseñado que el agua es un recurso renovable y ya sabemos que no lo es. La hidroelectricidad es esta gran muralla que corta los ríos, los ciclos de la vida, daña un ecosistema no de manera irreparable porque hay ejemplos de restauración de ríos en los que se han desmantelado las presas, pero si causa un daño de varias generaciones. Eso para mí ha sido de lo más impactante.

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Espiral para sueños compartidos de Carolina Caycedo

Dónde: Museo Universitario del Chopo; Enrique González Martínez 10, Santa María La Ribera

Horarios: Vie. a dom. de 11:30 a 17:00 h

Costo: $15 (Sábado entrada libre)