Este 20 de abril, el autor de Drácula cumple un siglo muerto y, contrario a su criatura, su vida es poco conocida, a pesar de que echó al mundo a un ídolo de masas efectivamente eterno: el vampiro con personalidad y, por supuesto, sex appeal.

En un momento en el que se cumple un siglo del hundimiento del Titanic y los insulsos chupasangre de la serie Crepúsculo son las estrellas del momento, pocos recuerdan a Bram Stoker, el tipo que, quizá sin querer, le dio una estructura lista para el consumo masivo al vampiro, un ser que durante siglos vivió en las leyendas y que encontró acomodo en el imaginario colectivo hasta el siglo XIX, con El vampiro de William Polidori, Carmilla de Sheridan Le Fanu y, claro, elDrácula de Stoker.

A pesar de la trascendencia que la novela tuvo tras su muerte, la vida de su autor fue relativamente sencilla comparada con la de un superstar de fines del siglo XIX y contemporáneo suyo, Oscar Wilde. Cuando Drácula fue publicada, Bram Stoker tenía 50 años y era reconocido sólo por sus críticas teatrales, había publicado algunos cuentos de misterio, estaba casado con Florence Balcombe (una bella joven de sociedad y ex novia de su amigo Wilde) y era administrador de otra mega celebrity:el abusivo actor Henry Irving.

Por lo que no era conocido entonces era por su afición al ocultismo y su filiación a la ‘Golden Dawn’, una sociedad secreta que ahondaba en estos temas y a la que pertenecían también otros escritores, como William Butler Yeats.

Y si nos vamos más atrás, su vida menos se parecía a la de una estrella de la época, pues nació en una numerosa familia de un funcionario de clase media en Clontarf (hoy un barrio de Dublín) el 8 de noviembre de 1847. Bram fue un niño enfermizo que requirió más atención que sus seis hermanos (él era el tercero) por parte de su madre, la feminista Charlotte Thornley, que le contaba historias de terror y eventos sobrenaturales durante sus convalecencias por un padecimiento que nunca se diagnosticó claramente. Los expertos comentan que seguramente esto influyó en su obra, y es posible porque un personaje como Lucy Westenra se la pasa postrada en cama por una “rara” enfermedad durante buena parte de Drácula.

45123Y él es Henry Irving, quien supuestamente inspiró el personaje de Drácula.

Y él es Henry Irving, quien supuestamente inspiró el personaje de Drácula. (Especial)

Lo bueno fue que después Bram se recuperó de tal forma que se convirtió en un chico atlético e ingresó en 1864 al prestigiadísimo Trynity College en Dublín, donde estudiaron también Le Fanu y Wilde. Ahí se graduó en Matemáticas y Ciencias. Poco después empezó a trabajar como funcionario público y, como algunos biógrafos aseguran que no le gustaba su empleo, también asistía al teatro, por lo que empezó publicar relatos y críticas en algunas publicaciones locales.

Fue por esto que Irving supo de él y en 1876 lo invitó a ser su mánager y a administrar su Lyceum Theatre, en Londres, a donde se trasladó con Florence y Noel, su único hijo. Algunos estudiosos de su obra dicen que esta relación de amistad y laboral es como la de Renfield con Drácula, pues el actor era un engreído que trataba pésimo a Bram, a pesar de que corrían parrandas juntos por los tugurios más sórdidos cuando andaban de gira, tanto en Europa como en Estados Unidos, donde, por cierto se hizo amigo de otros grandes escritores, como Walt Whitman (a quien admiraba) y Mark Twain.

Si esta leyenda urbana es cierta, entonces, además de a Stoker, los fans deben agradecerle a Irving, pues se dice que hasta su modo de andar se refleja en el terrible conde. Paradójicamente, el actor no fue nada agradecido con Bram, a quien no le dejó nada de su cuantiosa fortuna al morir, en 1905, y sólo siete años después el autor falleció en la pobreza en una pensión por, otra paradoja, la sífilis que contrajo en una de sus tantas aventuras con Irving.

Y aunque hasta Arthur Conan Doyle y su amigo Wilde elogiaron Drácula (este último dijo que era la mejor novela de terror jamás escrita), no le redituó ganancias a Stoker en vida debido a que nunca arregló los derechos de la obra, que a sólo 10 años de su muerte comenzó a ser atractiva a escala masiva, pues un estudio alemán quiso llevarla a la gran pantalla.

Pero aquí entró en acción Florence, quien se encargaba de administrar el legado literario de su marido (compuesto por 11 novelas más) y no quiso vender los derechos, así que el director F.W. Murnau tuvo que cambiar el nombre del protagonista y otros elementos de la historia para hacer Nosferatu (1922). Aun así, el estudio fue demandado por Florence, por lo que se destruyeron varias copias y las que quedaron fueron proyectadas tras la muerte de la viuda.

Sin embargo, la mecha estaba prendida y a partir de entonces Drácula, ahora sí, se volvió inmortal… y su autor junto con él. Ahora bien, a pesar de que existen varias películas inspiradas en Drácula, todavía se preparan varias más. Da clic en siguiente y entérate de cúales son.