Algo estarán haciendo bien los hermanos Béjar para que sus Saks se reproduzcan como champiñones orgánicos. Recién han llevado su exitoso mantra (“ofrecer comida sana en una atmósfera informal”) a Polanco. Las señoras de estos rumbos, tras depositar a sus retoños en la escuela, se dan citan en este comedor de reminiscencias medievales (aunque los sean de set cinematográfico) para beber jugos naturales, cafés descafeinados y saborear desayunos bajos en calorías.

Sin duda, el sitio resulta inmejorable para el desayuno. La carta ofrece una amplia gama de comida ovolactovegetariana, macrobiótica y natural. Los jugos combinados del Saks son célebres: destaca el delicioso Bali, con naranja, piña, espinaca, apio y perejil.

¿Que no se pueden hacer platillos gourmet con menos sal y grasa? Basta ordenar los picositos huevos hacienda de Puebla (estrellados con queso en las claras, montados sobre una enfrijolada, con salsa ranchera y rajas poblanas), o pedir el sofisticado chile Cuautitlán (poblano relleno de frijol, queso y crema, bañado con cassé de jitomate o salsa ranchera) parta confirmar que “sí se puede”.

Meseras y meseros se rigen por la consigna “servicio amigable, karma sano”, por lo que difícilmente te atenderá uno malencarado… no vaya ser que se le retache.

Anímate a hacer realidad la promesa expresada en la carta: “Si desea algo diferente… ¡solicítelo!” Nada más que no lleve carne de res o puerco, porque entonces seguro te responderán “se lo quedo a deber”.

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