Quinta Ramón forma parte del centro de Tlalpan, pero uno entra y se siente como si estuviera en el campo, rodeado de verde y manteles blancos. De ahí que el lugar invite a la conversación armoniosa entre los amigos o la pareja.

Aunque entre semana también acuden oficinistas y gente de negocios. Eso sí, ve con tiempo de sobra, porque aquí el servicio se lo toman con bastante calma y si llevas prisa seguro que te vas a desesperar. Este lugar abre sus puertas desde 1906 con cabañitas para dos a 20 personas, rodeadas por jardín.

En Quinta Ramón todo es a la carta, con una gran variedad de platillos mexicanos bien sazonados. La especialidad es el mole poblano y los chiles en nogada, los cuales preparan durante todo el año con una receta que se transmite de generación en generación y que sólo ellos conocen. Su caldo tlalpeño, afirman, era el favorito de Álvaro Obregón. Hoy el general tal vez preferiría una sopa de médula o unas criadillas de salsa verde.

El filete con papas, los sopecitos mixtos y las quesadillas también son buenos. El servicio de bar es lo suficientemente vasto para satisfacer los requerimientos de los clientes: ron, brandy, tequila, mezcal, vino blanco, tinto y espumosos, licores dulces, anís y todo lo que te apetezca. También ofrecen coctelería clásica. La música es ambiental, con volumen moderado.