Llamarle “pixza” a la pizza es un clásico chilango. Para comprobarlo solo hace falta ir a cualquier concierto en el Palacio de los Deportes y buscar al joven que se pasea con las individuales gritando: “¡Picsa, picsa!”. Fue de ahí (del dicho, no del concierto) de donde un par de amigos emprendedores sacaron el nombre de la primera pizza de masa azul en el mundo.

Esta fusión se logra al combinar la harina con maíz azul. El resultado es una pizza de 18 pulgadas de diámetro y 40% menos gluten que una pizza convencional. Eso que nos gusta llamar un ganar-ganar.

Entre nuestras pixzas favoritas están la Chayito (chapulines remojados en sal y limón con cilantro, guacamole y salsa verde), la Mal Amarrada (tamal xantolo con pollo, carne de cerdo, ajo, chile morita y hoja santa cocinado en hoja de plátano) y de postre la versión redonda e individual que lleva nutella, malvaviscos y chispas de chocolate.

Aunque también hay otras mezclas fabulosas como: Guro, que tiene cecina enchilada con cebolla, cilantro y crema de rancho, y Núñez: chicharrón prensado en chile guajillo. O también la Comisario: chile poblano relleno de carne molida con chícharos y zanahoria, jitomate fresco, cebolla y pimienta negra envuelto en dos tocinos.

Aquí no hay catsup, así que ni hagan berrinche porque no les van a dar. Ya que la idea es comer la pizza con salsa para que vaya bien con las combinaciones. Por ejemplo la de chapulines va perfecto con la salsa verde estilo guacamole.

Te recomendamos comer en el sillón de la entrada, está muy cómodo para comer y echar la chela artesanal.