La Taverne se presenta como un enorme salón de fiestas, aunque no siempre es asi. Rodeado de mesas con capacidad para 168 comensales, salón privado para 12 personas y una barra de rosticería que haría palidecer hasta al más carnívoro de los visitantes.

Lamparas colgantes, un techo con textura, y paredes de granito, hacen de este lugar uno de esos sitios solemnes que no solemos visitar pero aquí te demostraremos que vale la pena darle una checada. Forma parte de la propuesta del grupo Presidente, el cual montó varios bistró franceses para cumplir con los caprichos de los paladares chilangos, así que no es de extrañar que el ambiente de La Taverne sea versallesco, elegante y amenizada por un pianista que tocara los valses mas bonitos en medio del salón. Y no te preocupes por llegar tarde a otro lugar, aquí tienen una excelente colección de relojes de diferentes estilos y tamaños.

El chef Frédéric Lobjois, se esmeró en ofrecer una excelente carta de carnes cocinadas en brochetas: rojas, aves, pescados enteros y en filete. Y no sólo se trata de una barra de carnes, también hay una excepcional barra de mariscos nacionales e internacionales.

Si eres más melindroso y consideras que lo que te ofrece la barra no está a la altura de tus expectativas, la carta te ofrece las especialidades que, de verdad, valen la pena pagar un poco más para poder probarlas: filete de dorado a la plancha con ratatouille, es una ricura poco común que sólo puedes probar en este bistró.

El filete de res a la parrilla con lechuga braseada y papas fondante y el filete de huachinango con papas al vapor y calabaza. Si prefieres algo más ligero, prueba los sandwichs y las ensaladas frescas. Y ni hablar de los postres, bien franceses y supervisados por el chef, a quien verás dando vueltas por el lugar, verificando que todos esten contentos.