Decirlo es sinónimo de comida rápida y sabrosa, el sabor está asegurado y la mayoría de los chilangos ya sabemos qué pedir. Además abre los 365 días del año. Hablamos de La Casa de Toño Narvarte.

La primera Casa de Toño se inauguró en 1983, luego de un arduo recorrido, pues Toño emprendió su negocio a los 18 años con tan solo un anafre, un comal y unos cuantos guisados para hacer las quesadillas, que preparaban su mamá, su abuela y Aurora, una amiga de la familia, en la colonia Clavería.

Poco a poco, su negocio ganó fama, fue creciendo y Toño decidió abandonar sus estudios de derecho para dedicarse de lleno al negocio de la comida, con los resultados que hoy podemos saborear.

El plato fuerte de La Casa de Toño Narvarte y de las demás: El pozole rojo, definitivamente se lleva las palmas, hay de pollo, vegetales (no le dicen vegetariano porque está cocinado con caldo de puerco, pero no lleva carne) y por supuesto de cerdo.

Para complementar el plato u optar por algo diferente hallarás flautas (¡deliciosas y enormes!) de pollo, carne y papa, enchiladas, enfrijoladas, sopes, quesadillas, tostadas, tacos de cochinita pibil y párele de contar, además puedes pedir por orden o por pieza.

De los postres, si es que llegas con espacio al final, debes pedir el flan de la abuela, un exquisito flan napolitano con cajeta. El arroz con leche también es perfecto para cerrar la comilona.

Para beber hay café, las indispensables aguas de horchata y jamaica, refrescos y cervezas comerciales, así como el clamatoño, un clamato al estilo de la casa.

No esperes hacer sobremesa, ni creas que vas a tardar horas esperando mesa, aun cuando suele haber fila, en La Casa de Toño Narvarte todo es de rapidito pero de buen modo.

El plus es que ya aceptan todas las tarjetas, ya no te cargan a fuerza la propina y que hay dos sucursales las 24 horas: Zona Rosa y Narvarte (Parque Delta) ¡Gracias!