Los izakayas son cantinas en donde los japoneses van a comer y a tomar una cerveza o un sake después del trabajo. En Japón está de moda convertir las bodegas de sake en izakayas, por eso este lugar se llama Kura, que, en japonés, significa “bodega”. Para respetar el concepto de cantina japonesa, tienen 54 tipos de sake y una amplia variedad de botanas. Entre ellas, yakitoris, brochetas de pollo, que son muy especiales porque se preparan con carbón binchotan, de origen vegetal, que le aporta un sabor especial a la carne.

Algo que me dio buena espina y le dio credibilidad a la autenticidad de su comida fue que en varias de las mesas había comensales japoneses comiendo nigiris y sashimis de corte grueso.

En materia de sushi, el Spicy Hamachi (un tipo de sushi originario de Osaka) es picante e ideal para dos personas. Trae atún aleta amarilla, salsa cremosa picante, aguacate, cebolla frita y chile jalapeño. Y si como yo eres un aficionado del ramen, aquí encontré mi top de la ciudad. Se llama Mapo Ramen, una sopa de caldo espeso y sabor picante que se hace con fideo de huevo, camarón molido y poro.

Si eres más de comida fría, date un Bara Chirashi, un tazón de arroz con pescado crudo, hueva de salmón y verduras. De las bebidas vírgenes, elige un té de cebada, más refrescante que el típico té verde. ¡Puntos menos!: necesitan hacer algo con la música. Eric Clapton no es la opción más acertada para una cantina con comida japonesa.

De regreso a los highlights, el arroz es tan bueno que podría echarme tazones enteros de éste al vapor. Lo malo es que cuando hay demasiada gente se les llega a acabar.