Este lugar es parte de un grupo de locales que se encuentran bajo un mismo techo: el de una casona de la Roma, ubicado en Tabasco 46, donde comparten espacio una casa de té (Zoma), una cafetería (Buma), una tienda de juegos y smoothies (Mora Mora), un restaurante de mariscos y la segunda sucursal de Dulcinea.

El sitio me causó una muy buena impresión desde que entré, pues lo sentí como un espacio relajado y libre de pretensiones, lo cual siempre es de agradecerse. Otro punto a favor es que tiende a utilizar productos locales de temporada, garantizando así la frescura de los alimentos.

Era temprano, así que mi propósito era desayunar. Elegí un pan francés, brioche gigante y esponjado, con tocino de pavo, miel de maple y frutos rojos al que no le encontré ningún “pero”. ¿Ganas de regresar? Sin duda, pero a la próxima me aseguraré de ir más tarde, para elegir entre otras opciones que me guiñaron el ojo, como el pescado en salsa de mango o los moles de tamarindo o jamaica, que se preparan ahí mismo, de manera artesanal.

Me parece bastante atractiva la propuesta de hacer comida mexicana, y lograr darle ese entrañable sabor casero, pero con ciertos rasgos, muy interesantes, que le dan sofisticación.

El restaurante es operado por la chef Lucy Acuña, el mismo de cocina mexicana con un twist que inició en Polanco. Todo el comedor es una gran terraza en el patio de la casa. Todo es encantador.