Si vas caminando por el andador de Regina, sigue nuestro primer consejo: déjate guiar por el aroma del café. Cuando llegues a la esquina de Isabel la católica, toma el segundo: detente en Jekemir.

El tercero es agarrar mesa afuera, así disfrutarás de la cotidianidad del corredor Regina: vendedores, estudiantes, extranjeros, artistas y el bullicio típico del Centro de la ciudad.

El café aquí es robusto, profundo y una total experiencia para los sentidos. El secreto, dicen, se encuentra en participar en todo el proceso: desde el tostado del grano hasta el momento de servirlo en la taza.

Siempre es recomendable acompañarlo con algún pan dulce. También hay opciones de platillos árabes y libaneses, así como venta de pasteles familiares para llevar a casa.