De acuerdo, nosotros vamos a los restaurantes a comer. Pagamos por el ambiente, por el servicio y por la comida, rara vez se nos ofrece algo fuera de ese esquema, sin embargo, siempre es grato conseguir excepciones a esa regla.

El Ocho es un lugar que da la impresión de diversión garantizada, risas por aquí, gente haciendo el tonto por allá, el menú es divertido, y si tienes suerte puedes encontrar pelotas en el suelo.

El espacio es amplio, tiene un toque moderno muy chido y la iluminación parece diseñada por un director de arte neoyorkino, la verdad es que vale la pena ir a echarle un ojo así sea sólo por curiosidad. La gente se ve tan contenta ahí que dan ganas de descubrir el secreto del porqué tanta alegría.

La comida parece hacerle juego a semejante ambiente fiestero y efectivamente, es así. El fuerte del sitio son las pizzas, tienen de BBQ: una perfecta combinación de pollo, pimiento verde, queso mozzarella y cheddar. También tienen la famosa Maya & cheese: mitad mac and cheese casero y la otra mitad hecha de pollo al pibil y bañada en salsa yucateca.

Ok, ok, sabemos que suena curioso pero confía en nosotros, está rica. Además de las pizzas, tienen una importante selección de hamburguesas, por ejemplo, La señora cara de papa la cual es la última creación del lugar: carne de res cubierta de papas a la francesa y queso. Por favor, sólo date la oportunidad de probarla. Suena como una bomba hipertensiva pero por una sola vez que la pruebes, no pasará nada.

La pita de pollo con queso, es pan de pita relleno de pollo con queso manchego y aderezado con guacamole, es una opción ideal si prefieres algo tranquilo y no tan fuera de lo común.

Otra ricura curiosa del menú es el pollo loco: buenísimo caldo de pollo con arroz, acompañado de aguacate, queso panela, cebolla, cilantro y chilito. Tal como lo recomendó el doctor cuando te diagnosticaron una cruda de dos semanas.

Como postre, te recomendamos el souffle de chocolate relleno de chocolate derretido, nos queda claro que este postre no es apto para diabéticos pero si estás sano como un roble, atrévete a sufrir de una sobredosis de cacao. Te recomendamos que vayas con el tiempo contado, las mesas son interactivas y sólo tienes dos horas para usarlas.