Su eslogan es “La mejor vista del sabor de México”. Y sí, tienen una gran vista al Templo Mayor y parte del Zócalo, pues están en la terraza del edificio de la librería Porrúa. Ya nada más por eso vale la pena la visita, pero su cocina no se queda atrás, pues al igual que su decoración fusiona elementos prehispánicos y coloniales con el mundo moderno, en un ambiente acogedor.

Su concepto incluye terraza deli, bar y restaurante. La comida es tradicional mexicana con toques contemporáneos. El menú incluye platillos de temporada y sugerencias que hipnotizan desde que el mesero las sugiere, también variedad de ensaladas y paninis para acompañar su servicio de cafetería.

Entre las entradas, destacan la machaca de marlín ahumado y las carnitas de salmón. Si eres de los que no te brincas la sopa, prueba la de flor de calabaza o la de frijol, son muy buenas.

De plato fuerte ofrecen carnes, aves y pescados. Las enchiladas de pato, el pollo con mole o el chile relleno de chicharrón prensado no decepcionan, pero si quieres carne, el filete de res bañado en salsa cremosa de chiles secos y la arrachera con timbal de chilaquiles son tus opciones. De los pescados, el favorito es el huachinango a la veracruzana.

Sus bebidas también son una delicia, como las margaritas con un toque de chamoy. Pero, eso sí, no te vayas sin probar un postre, está desde el sorbete de tequila hasta el merengue con helado de yogur, pasando por los plátanos al mezcal, flameados con mezcal, licor de café y jugo de naranja. Te chuparás los dedos.