Como entrar en la película de El Zorro, con animado ambiente de mesón carretero, pero en periférico.

Dan ganas de repetir y repetir la primerasensación al llegar al Correo Español-Casa Hevia de Satélite. Sales, sin demasiadas esperanzas, del embotellado Periférico, para entrar en una casona con las dimensiones de una bodega, decorada con lo que un productor de una película deEl Zorroentendería por arquitectura colonial mexicana. Y entonces ocurre el milagro: quién sabe cuántos meseros sirven la mesa con un pan recién salido del horno y preparan los vasos para un reparador caldo de camarón. El rumor de animados comensales, la música ambiental (a veces en vivo, con un agradable y discreto trío) completan la magia. Esta comida promete.

Los pulpos a la gallega tienen la consistencia que sólo logran los cocineros expertos. La sutil combinación de paprika con aceite de oliva no cansa, de manera que el platillo no se pelea con lo que sigue, la especialidad: el cabrito al horno. Lo primero que se agradece es que no venga precedido de la peste que tanto espanta de este platillo a algunas personas de olfato sensible. La cocción elimina gran parte del sabor de la grasa, por lo que quedan generosas porciones de carne, más fuerte que cualquier asado de res, pero sin llegar al penetrante tufo del chivo. Al primer taco con guacamole y frijoles refritos, en una tortilla de harina brillante de manteca, es decir, como debe ser, igual que las de una buena abuela norteña, se sabe que valió la pena aventurarse más allá del Toreo.

Durante la comida, otros afortunados viven la primera impresión del ritual del pan y el caldo, y se quedan; y se animan. Da gusto alargar la sobremesa para llegar a otro buen ritual: un café cargado y una natilla. Si así era la experiencia en el lugar original, hace más de 40 años, en la calle de Peralvillo, entonces estamos ante una tradición muy rescatable.

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