Chilakillers será el asesino de la cruda, el hambre y todo lo que traigas. En este paraíso del chilaquil, no es posible sobrevivir a su sazón criminal.

Tienen distintos tipos de salsas, las clásicas verde y roja, y unas no tan comunes como la de frijol o de aguacate. Acompáñalos con arrachera, bistec, pollo, etc. Ahora si la carne no es lo tuyo, también los ofrecen con flor de calabaza, nopal asado, espinacas o champiñones. Aquí todo está bien servido, pero si comes como pollito o el hambre es poca, puedes pedir media orden.

No podían faltar las amadas tortas de chilaquiles, van con la combinación que tú quieras. Puedes armar tu paquete con café y pan dulce por $30 o jugo y fruta por $40.

Si no tienes ganas de chilaquiles, (dijo nadie nunca) puedes encontrar huevos al gusto acompañados de frijoles y nopalitos. Además cuentan con los tradicionales molletes con chorizo, jamón o los queridos tecolotes: molletes con chilaquiles.  

En caso de que estés cuidando la figura, las opciones light con ensalada y arroz o frijoles son a lo que le deberás echar un ojo.

Para recuperar líquidos hay una variedad de refrescos, licuados, ricas aguas frescas, y chelas bien frías de 12 pm a 17 pm. Y si todavía te queda un huequito, la gelatina con rompope casero es el broche de oro.

Con sus manteles floreados, sillas coloridas y vasos de la Virgen de Guadalupe, se resaltan las tradiciones mexicanas con una ondita un tanto kitsch. Este lugar es pet friendly, así que puedes llevar a tu amigo canino para acompañarte en el largo camino de curarse la cruda.