Cancino Havre forma parte de Archipiélago, el grupo de jóvenes empresarios que nos ha dado el bar Leonor, el Club y restaurante Montés, La Sakería y el restaurante Cancino. Esta taberna pizzería se encuentra en el sótano de una casa porfiriana, construida en 1906. El lugar nos remite a los bares europeos porque, lejos de haber renovado el espacio, lo intervinieron y reinterpretaron; sin embargo, en la modesta decoración de Havre también resaltan detalles tradicionales y algo de kitsch mexicano.

En esta combinación de estilos, el platillo principal son las pizzas preparadas en horno de leña (al estilo de Cancino), las cuales pueden ser acompañadas con el Mezcal Unión, producido por el mismo grupo (Archipiélago).

En este renglón, no puedes dejar de probar el coctel gavilán, hecho con mezcales Unión y Ancho Reyes, jugo de toronja, refresco de toronja, sal y limón verde. Olvídate de ver aquí una copa martinera; los mixólogos sirven los tragos en frascos de cristal.

De acuerdo con Antonio Vilches, uno de los socios, el objetivo de esta taberna, además de recuperar una zona con una reputación controvertida, es que el público que normalmente va a comer y a enfiestar en la Condesa y la Roma, se salga de esa rutina.

Estacionarse en este barrio no es una pesadilla, y más por las noches, y el Havre es un lugar íntimo en donde puedes tener una conversación, con blues, indie, electrónico down tempo, funk y afrobeat de fondo. Los miércoles, de nueve a 11 de la noche, hay música en vivo, sobre todo jazz y blues, pero pueden sonar también otros géneros.

De día, Havre es una buena opción para aquellos que trabajan por la Juárez, ya que ofrecen paquetes de comida por menos de 100 pesos. En las noches, se apodera del lugar una atmósfera de taberna, con la diferencia de que en vez de ser atendidos por una voluptuosa host, la orden la tomará un mesero muy hipster.

En suma, ya sea para comer, beber una cerveza, un mezcal o una creación de los mixólogos, Havre es una de las mayores tentaciones de la zona.