Por: Sasha Gamboa

La gente del Pedregal ya se cansó de tener que ir a la Roma, la Condesa o a Polanco para conocer restaurantes nuevos. Un grupo de socios aprovechó la situación y puso manos a la obra, crearon un concepto de comida internacional con base en la mexicana: Blackstone, nombre que hace alusión a las piedras volcánicas que nos encontramos en las calles de dicha colonia.

Una particularidad es que cuentan con un carrito de salsas. Llega a tu mesa con varios ingredientes: tomate, chile morita y chapulines para que elijas los que más se te antojen. Después, preparan con tu elección una salsa molcajeteada (hecha al momento) y si sobra, te la ponen para llevar.

De lo caldoso, mi favorito fue el mole de olla que puedes comer al estilo clásico (en tazón) o como plato al centro con tortillitas de maíz azul recién hechas para compartir y preparar taquitos. Como soy muy fan del atún, pedí el tiradito con soya y tamarindo que me encantó y está genial para abrir apetito.

Sobre los alimentos fuertes, la carta puede ser algo plana cuando vemos platos comunes como hamburguesas y quesadillas, pero se salvan en el tema dulce. Probablemente, el postre que mejor representa la oferta es la panna cotta de horchata; aunque de origen italiano deja una sabor a agüita de horchata clásica de fonda. Si fumas, la terraza te va a fascinar.

El punto malo es que sí o sí debes llevar carterita llena porque el lugar no es nada barato, quizás, por esta razón, sí prefieras ir… a la Roma o a la Condesa.

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