Estemos de acuerdo en algo, no hace falta que un lugar sea gigantesco para ir a comer y disfrutar en él. Hay sitios pequeños, íntimos y acogedores que merecen igual mención y mucha confianza.

Beluga es ese tipo de lugares de los que te enamoras con tan solo entrar en él. No es muy grande pero tampoco tan pequeño, tiene una adorable decoración azul cielo con mesas de maderas y una terraza de lo más encantadora, este lugar se hizo para hacer peticiones de matrimonio.

El menú de Beluga se centra en la comida internacional y su estrella más rutilante es el risotto verde, servido con queso parmesano, una joya sin duda. Las ensaladas son otras de sus ofertas más valiosas, así que pide una de entrada y un plato fuerte para completar.

Y hablando de platos fuertes, pide el favorito de la casa: pulpo gallego, lo preparan al punto y nada duro. El risotto de setas en otro al que vale la pena echarle el diente, está bien compacto y las setas se ven luego luego (nada de puro arroz).

Las entradas son las clásicas tapas, las mejores (en este orden de aparición) salmón marinado, jamón serrano con queso de oveja y chorizo argentino. Lo bueno, es que el mesero te puede recomendar un buen vino para acompañar así que si eres de esos escucha consejos, tendrás garantizado un buen maridaje.

Beluga está conformado por tres salones y cada uno tiene su personalidad, en el salón principal encontrarás que hay tocadas de jazz, en la terracita podrás platicar y en el fondo de Beluga, verás una mini galería de arte. Así que este sitio lo tiene todo y no tienes ningún tipo de argumento válido y digno de respeto que te impida ir a conocerlo.