Estupenda comida en un ambiente de Acapulco ochentero. Envuelto en colores pastel, con un muro donde se mira la famosa Quebrada, y gaviotas colgantes del techo te sentirás en el puerto mientras te deleitas con la comida de mar.

Aquí varios de sus platos son muy populares, como el chicharrón de pulpo rebozado, espolvoreado con sal de gusano y mezcal para marinar; una tostada habanero, de atún marinado en mayonesa de habanero con mousse de aguacate y polvo de chicharrón; un pulpo chamuscado, tentáculos marinados en adobo de chiles sobre una cama de verduras; tuétanos en su hueso con salsa roja martajada y pulpo, o una lobina rayada de Ensenada, con ajos, aceite y mantequilla.

Al final, endúlzate el paladar con una tarta de manzana tibia cubierta de tierra de galleta. La intención de estas y otras preparaciones es crear sabores que evoquen recuerdos y antojos, por eso procesan los alimentos sólo lo necesario para procurar texturas y sabores bien definidos.

El lugar presume de utilizar productos sustentables y orgánicos, además de apoyar la pesca responsable. En cuanto a las bebidas cuentan con cocteles clásicos y de autor, como el Clamato Bellopuerto, cerveza Corona o solo clamato con el menjurje de la casa, escarchado con Tajín o el Bella Margarita, tequila Herradura blanco, licor de chile poblano, jugo de limón verde y miel de agave.

El “agua loca” es otra buena opción para acompañar mariscos, lleva mezcal y agua de jamaica, escarchado con miguelito. De jueves a sábado, el oído también se complace con música de DJ.