Hace casi 50 años —en 1972 para ser exactos— doña Esperanza González puso un pequeño puesto de quesadillas en la avenida Mosqueta, en el tramo que pertenece a la Colonia Guerrero. Lo garnachera le venía de familia: uno de sus tíos se dedicaba a lo mismo y ella quiso ponerle un toque propio haciéndolas monumentales, pa’ llamar la atención. Cuando el negocio comenzó a marchar mejor se mudaron a un local más espacioso en la calle de Luna y es ahí donde se han mantenido hasta entonces. ¡Conoce El Quesadillón Loco!

El quesadillón loco es uno de los referentes obligados para las personas de buen diente que viven en el barrio o que se desplazan a La Warrior solo para probar sus quesadillas gigantes. Su éxito se debe, además del tamaño que llama la atención a primera vista, es que los guisados tienen muy buena sazón y hay variedad. Lo que es un plus es que aquí no hay esas filas enormes que sí hay en otros lugares que al volverse mainstream descuidan la experiencia de la cercanía con el cliente. Son famosos sí, pero no se les ha subido a la cabeza y siguen siendo del pueblo y para el pueblo. 

Hay de todo, ¡llévele!

Como dicen los que saben, en la variedad está la diversión. Esto también aplica en El Quesadillón Loco, que tiene una buena oferta de guisados: hay de picadillo, pollo a la mexicana, pancita, tinga de res con chipotle, bistec, queso, carne deshebrada, sesos y chicharrón. Y si tu propósito de año nuevo fue comenzar a bajarle al consumo de carne, también hay para ti, porque tienen en su haber quesadillones de hongos, flor de calabaza y huitlacoche. Al ser tan grandes, no es necesario que te limites, de hecho puedes pedirlos combinados. O si ya no te importa nada —y no temes dar el botonazo en cualquier momento—, puedes pedirlo cubano, que lleva de todos los guisados. 

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“La más pedida y la especialidad de la casa definitivamente es la de chicharrón”, dice don Raúl, quien con el ojo experto de un especialista en control de calidad, vigila que cada quesadillón sea creado generoso y bien hechecito.  A pesar de que aparentemente pueden verse muy grandulones, ese no es impedimento para que la persona promedio se lo acabe entre 10 y 15 minutos. Aquí el respetable sabe a lo que viene. 

“Una vez uno de nuestros clientes se acabó 2 y medio machetes como si nada y todavía pidió refresco”, cuenta don Raúl entre risas. “Prácticamente dos metros de quesadilla, ahí nomás humildemente”. 

Si piensas venir a El Quesadillón Loco, toma en cuenta que en tiempos pandémicos por disposiciones sanitarias, no se permite comer dentro del local. Pero una vez que hayamos superado esto, podrás comer estas delicias garnacheras ya sea en el tradicional de la calle de Luna 177 o el que está justo enfrente, cruzando la calle. Ambos pertenecen a la misma administración y tienen la misma sazón que los ha distinguido por alrededor de 50 años.

Dirección: Luna 77, Colonia Guerrero. 
Servicio a domicilio: No
RRSS: Facebook El Quesadillón Loco
Horarios: lun-dom: 8-16:30
Cuánto: $ (menos de $100); forma de pago: solo efectivo
Accesibilidad: no
Pet-friendly: no
Reservación: no necesaria